Devil´s Paradise
¿Quieres reaccionar a este mensaje? Regístrate en el foro con unos pocos clics o inicia sesión para continuar.

Gackt's Room

3 participantes

Ir abajo

Gackt's Room  Empty Gackt's Room

Mensaje por Kamijo Jue Jul 26, 2012 12:43 pm

Gackt's Room  Gothic18
Kamijo
Kamijo
Prince of Darkness

Mensajes : 70
Fecha de inscripción : 19/07/2012
Edad : 48
Localización : Dentro de la mas perversa de tus fantasías...

https://devilsparadise.foroactivo.mx

Volver arriba Ir abajo

Gackt's Room  Empty Re: Gackt's Room

Mensaje por Mitsu Sáb Jun 01, 2013 10:48 pm

Demonios; para mí resultaban personas interesantes, bueno, al menos aquellos que se permitían crear un pequeño contacto entre ellos y los de mi especie, aquel día estaba en ese tenebroso lugar gracias a la invitación de un joven demonio, uno que yo consideraba mi amigo, y según me había dicho él, también me consideraba de ese modo. Acepté la invitación a conocer lo que denominaba como “su hogar”, porque en verdad me parecía un lugar intrigante, y si antes no lo había hecho era porque me daba miedo ir yo solito, al menos así iba con la invitación de uno de los de aquella estirpe, y esperaba que eso sirviera de algo para no tener ningún problema.

Desde temprano fui con nabu-chan con el fin tener todo el tiempo del mundo para recorrer el lugar, me mostró el vestíbulo, la sala de estar, el estudio, el comedor; todos esos lugares se veían tenebrosos, tenían ese toque de absorbente oscuridad que me asustaba, pero al mismo tiempo me encantaba. La decoración del lugar era tan lúgubre y al mismo tiempo resultaba un tanto elegante, la construcción en la que los demonios vivían, era hermosa a su modo, tenebrosa sí, pero hermosa. Pasamos un par de veces frente a la puerta de una de las habitaciones más… “importantes”; la que era del rey demonio, y nos preguntábamos cómo sería aquella habitación, cuáles serian sus gustos, si serían muy finos, o quizá podía ser alguien modesto, divagamos mucho, desde las sabanas de su cama hasta la loción que usaría, pensamos en todo y estuvimos un largo rato platicando acerca de ello, esa misma curiosidad era la que sentía por el rey de mi estirpe, y ahora encontraba a alguien que de cierto modo me comprendía.

Luego llegamos a la habitación favorita de nabu, una que también me gustaba bastante: la librería. Ahí pasamos la mayor parte del tiempo, sacando un libro tras otro, a veces él me hablaba sobre alguno de los que ya había leído, me platicaba sobre los personajes y me expresaba sus opiniones acerca de ellos, me gustaba escucharlo hablar, era muy entretenido. Pasamos las últimas horas jugando, corriendo de aquí para allá, tratando de atraparnos el uno al otro, en verdad no creí poder llegar a tener una amistad así con un demonio, pero me alegraba que si fuese posible.

Para la noche al menos yo estaba un poco cansado, además de que mi floja rutina me hacía sentir esa necesidad de dormir, nabu-chan me invitó a quedarme a dormir en su habitación y la verdad, no pude negarme a ello. Antes le dije que si podía darme un baño, para mí era como una costumbre antes de dormir, eso me hacía sentir relajado. Él aceptó y me condujo hasta el baño, donde entre ambos preparamos la bañera antes de que me desvistiera, y dejara toda mi ropa a un lado hecha bolita —así de ordenado era—, me metí dentro del agua caliente, tomándome el tiempo de observar a detalle aquella habitación, el ambiente no cambiaba, el lugar se veía tétrico, lo cual le hacía sentir de cierto modo; frio. Todo se veía bastante ordenado, además de que el cuarto no tenía muchos muebles y demás, no puedo decir que me sentía tranquilo, la sensación de nerviosismo me embargaba, y según nabu, a muchos demonios les gustaba más vagar por la noche, por lo que yo rogaba para no encontrarme con alguno de esos que no toleraban a mi raza.

Él demonio, sin darse cuenta de qué prendas llevaba entre aquella bolita que estaba conformada por mi vestuario, tomó mi ropa y avisó que iría a buscar algo más cómodo a su habitación, y que me lo traería, iba a decirle que con mi ropa interior bastaba pero él ya se había ido. Me comentó que debía hacer algo, que regresaría antes de que el agua perdiera temperatura, pero tardó más de lo que había dicho, y yo comenzaba a sentir frio, miré a mi alrededor y pude ver que había dejado una toalla para el cabello y una bata, al menos no tenía que andar desnudo en un lugar desconocido. Salí del agua que ya había empezado a ponerse fría y me coloqué la bata, antes de secarme el cabello con la toalla, esperé unos cuantos minutos más y luego recordé que nabu chan me había señalado donde se encontraban las habitaciones de los demonios —pues intentamos mantenernos alejados todo el rato, con el fin de no molestar—, pero no recordaba bien qué habitación dijo que era la suya.

Creo que era de las últimas… —Dije en voz alta, esperando que aquello aclarara un poco mi mente—. Bien, debo ser rápido, y silencioso… —hablé decidido mientras asentía con la cabeza para reafirmar mi “decisión”. Salí del baño con sigilo, intentando no encontrarme a algún demonio, y para mi buena suerte en menos de cinco minutos ya estaba frente al largo pasillo que daba inicio a las habitaciones, aquel pasillo se cortaba a la mitad por ambos costados, dirigiendo a otros dos que dependían del principal, nabu chan me había dicho que a él le había tocado del lado…

Derecho… —susurré, recordando así aquella palabra saliendo de sus labios. Caminé por el extenso pasillo, cortando a la mitad hacia la derecha y continuando por aquel que, no era tan largo como el principal. Pero aquí venía mi mayor problema, no recordaba con exactitud el “numero” de puerta que había dicho, tercera y cuarta; rondaban por mi mente, confundiéndome. Al final escogí la tercera porque era la que más me sonaba, abrí la puerta, olvidándome de tocar —aunque no hubiese servido de nada, porque no había nadie—, y me adentré en la habitación, al no ver a nabu chan asumí que realmente era su habitación, ya que si no estaba ahí, aún debía estar haciendo aquello que dijo tenía que hacer. Sí, yo tenía la lógica de un niño pequeño…, olvidándome de todo lo dicho por nabu, me imaginé que a esa hora casi todos los demonios —por no decir todos—, ya estarían durmiendo o disfrutando de la comodidad de sus habitaciones.

Recorrí el cuarto con la mirada, se veía como el resto del lugar, un tanto vacio, frio, elegante y tétrico. No quería ponerme a revisar nada, yo deseaba que todo lo que quisiese enseñarme, me lo mostrara el mismo, así que de momento sería paciente y respetaría su privacidad, aunque debo admitir que, pensé que tendría algún peluche sobre su cama, y el no ver ninguno representó cierta decepción para mí. Por otro lado, la forma de su cama era genial, adoraba las camas con doseles, me gustaban porque parecían como refugios especiales.

Me tallé los ojos sintiendo que el sueño me embargaba, entonces, pensé que quizá no le molestaría a nabu chan que me “pusiera cómodo”, ah pero la idea de acostarme con la bata, o en todo caso, completamente desnudo; no me gustaba. Y bueno, ya que no quería esculcar nada, busqué con la mirada alguna prenda que estuviese fuera de lugar y que pudiese usar como pijama, afortunadamente, sobre una silla alcancé a ver una camisa, que al acercarme para tomarla, supuse usaba para dormir porque yo la veía un tanto grande para él. Dejé la toalla acomodada en el respaldo de la silla y la bata sobre el asiento, para luego colocarme aquella camisa que apenas me llegaba unos centímetros abajo del inicio de los muslos, me abroché un par de botones, y seguido de ello, me acerqué a la cama para meterme bajo las sabanas, inmediatamente me sentí tan cómodo, que encogí mi cuerpo de modo que parecía que trataba de hundirme en el colchón; el cual era bastante cómodo pese a que daba la apariencia de que no era así. Aún me sentía nervioso pues, era la segunda vez que dormía en un lugar desconocido, la primera que dormía sin peluches y sin ropa interior, lo cual solo aumentaba aquella sensación. Tomé una de las dos almohadas que había y la abracé fuertemente, dejando que ella fuese quien reemplazara a los peluches.

Si viene Bu chan, tendrá que quitármela para acostarse y… me despertaré… y entonces le diré lo feo que es por abandonarme… —Comenté para mi mismo de manera sumamente infantil. Procuré taparme bien para no sentir frio, y la verdad es que con todo el ajetreo de aquel día, en cuestión de minutos me quedé profundamente dormido, apretando aquella almohada contra mi cuerpo, y hasta cierto punto; olvidándome del lugar en donde estaba.
Mitsu
Mitsu
Ángel

Mensajes : 2
Fecha de inscripción : 31/05/2013

Volver arriba Ir abajo

Gackt's Room  Empty Re: Gackt's Room

Mensaje por Gackt Lun Jul 22, 2013 11:11 pm

Realmente era una ocasión especial el que estuviera fuera del castillo de su misma índole. La costumbre de sus días se limitaba a vagar por el sitio: refugiarse en la biblioteca o el estudio únicamente para leer o beber un rato se había convertido en su rutina y aunque de vez en cuando sintiera su existencia algo monótona, prefería eso a ir a ver el dramatismo de su estirpe al querer exterminar a los seres de luz que así como ellos, andaban sobre la tierra en una búsqueda absurda por querer dominar esta. Eso sí que le resultaba divertido.
Para él, querer gobernar un territorio tan inferior era una pérdida de tiempo, no ganarían la gran cosa y en cambio estaban invirtiendo demasiado tiempo en semejante estupidez; por ello y por otros tantos detalles, se mantenía al margen del asunto, limitándose únicamente a su propia entretención y búsqueda de una manera divertida de pasar los días en lo que aquello terminaba.

Salió en busca de eso precisamente, algo que le entretuviera. Por alguna extraña razón todos los demonios se habían quedado en el castillo y ahora se encontraban pululando por sus habitaciones preferidas, haciéndole, además de hastiarse, tener que buscar otro sitio para pasar el rato. Era de tarde ya cuando pisó el territorio de los mortales y aunque no tenía ni una sola idea para pasar el rato, se dispuso a andar sin un rumbo fijo de momento, centrándose en bares con poca gente, tranquilos y además, privados…, realmente estaba algo fastidiado y quería un poco de calma en aquel momento.

Terminó por entrar a un pequeño bar donde si acaso había una o dos personas abarcando lugares en la barra; el demonio se decidió por una mesa algo lejana de ahí y ordenó una botella de whisky que le sirvió para pasar lo que restaba de la tarde. Durante aquel tiempo, una de aquellas personas —un muchacho  quizá unos centímetros más bajo que él, de cabellos  cobrizos y ojos azul grisáceo— se había dedicado a echarle furtivas miradas que no pudo pasar por alto. Una mirada aquí, una sonrisa por allá…, y cuando el demonio estaba por levantarse para abandonar el lugar, aquel muchacho le abordó con una sugerente proposición; una mirada furtiva hacia la entrada del baño y un << Sígueme >>  mudo, articulado únicamente por el movimiento de aquellos rosáceos y seductores labios.

Una sonrisa lasciva en los labios del demonio no se hizo esperar y esperó a que aquel muchacho se adentrara al baño para seguirle el paso con calma, dentro de aquel lugar; le encontró recargado sobre uno de los  lavabos mientras le miraba con picardía y su lengua danzarina por sus labios, mojándolos con su saliva y mordisqueándoles, añadiendo con ello un reflejo carmín que los hacia ver aún más atrayentes. Gackt, no se opuso ante aquella invitación que hizo el joven en un murmullo para que se acercara  y mientras lo hacía, sus ojos adquirieron un destello de libido que fue a desahogar en los labios ajenos con un profundo y fogoso beso. El joven le recibió rodeándole el cuello y el demonio asió su cintura con una fuerza que hizo gemir al mortal en su boca. La liberación de aquel éxtasis por parte del muchacho obligó al demonio a encender sus deseos por alimentarse y en aquel vehemente beso, no solo se encargaba de quitarle cada pisca de su aliento, sino que también, se llevaba cada parte de su alma.

El pelinegro sintió como aquella fuerza de los brazos ajenos sobre su cuello se iba deteriorando así como el latido del corazón mortal estaba dando su ultimo repiqueo en un fugaz intento por no dejar de latir, intento que exterminó con una áspera bocanada sobre los labios contrarios y con una mordida, terminó de extraer la vitalidad de aquel joven.

Sus manos soltaron la estrecha cintura y el golpe seco del cuerpo al caer, le provocaron una pequeña risa entre dientes, sin embargo, un sabor  amargo había quedado impregnado en sus labios; no era el del licor precisamente, se trataba del sabor de la esencia que había tomado y mal sabor de esta, le hizo fruncir los labios con cierto asco.

—El alma humana… —Chasqueó la lengua y escupió al suelo el mal sabor de boca—. Tan de baja categoría como los humanos en si… —dijo aquello para sí mismo y alzó las manos en los bolsillos de su pantalón antes de salir de aquel baño y posteriormente del lugar.

Regresó al castillo ya entrada la noche, decidido a entrar en su habitación y no salir en al menos un par de días, cuando el fastidio se le fuera de la cabeza. Avanzaba pesadamente por los largos pasillos del sitio, buscando que aquel fastidio saliera rápido de su mente o al menos buscaba algo con que distraerse; cosa que no tardó en llegar conforme su andanza le acercaba a su habitación. Quizá había sido tanta la molestia que le provocó aquel encuentro, que no le dejó percatarse de esa esencia que invadía el hogar de los demonios; un…, aroma que jamás había apreciado así de cerca. Arrugó la frente tratando de cavilar de qué pudiera tratarse y aminoró la velocidad de su caminar al darse cuenta que se trataba como una especie de luz en medio de aquel edificio lleno de oscuridad.

—¿Un… ángel? —No podría ser, era ilógico que un ser de luz se encontrara en aquel sitio, es decir: ¿cómo había pasado por alto a los demás demonios?—. Ah, cierto, todos andan demasiado absortos en  dominar el mundo mortal… —se respondió a sí mismo con cierto deje irónico y concentró su atención nuevamente en aquella alma pura que se albergaba —para su sorpresa— tras  la puerta de su habitación.

Se quedó un momento frente aquella puerta, aun tratando de comprender la presencia de aquel ángel en el castillo y más que eso, la presencia de éste en su habitación; en toda su existencia, no le había nacido el tratar con ángeles, y eso era: porque sencillamente no le llamaban la atención pero ahora, una idea algo peculiar le estaba surgiendo. No había tocado tampoco a alguno y por ende, no había probado el sabor de esas almas tan puras, tan inmaculadas. << Un deleite deben ser… >> pensaba y con una perversa idea más en su cabeza, abrió la puerta sigilosamente, deslizándose posteriormente dentro de la habitación a la que echó el pestillo  y enseguida, haciendo uso de la llave personal de esta, colocó un seguro más al que sólo él tendría acceso.

Guardó aquella llave sobre un buró cercano, justo bajo un enorme libro, así estaría fuera de la vista de aquel ser, aunque no era probable que descifrara que esa era la llave de su puerta, pero era lo de menos; ahora su vista se centraba en la figura que yacía sobre su propia cama y podía escuchar claramente el sonido silbante de su respiración.

—Durmiendo… ¿Eh? — Una sonrisa ladina le invadió los labios y comenzó a acercarse al lecho en calmados pasos; furtivo, se aproximaba a aquella delgada figura al momento que elevaba una de sus manos, aproximándola directamente a la sábana que cubría el cuerpo de aquel ángel  y con toda tranquilidad, procurando no alterar, de momento, su sueño, la deslizó poco a poco, dejando la anatomía de lo que ahora ubicaba como un joven, al descubierto.

Sus ojos atisbaron los rubios cabellos y esa posición de infante para dormir que usaba el muchacho, además de que le fue imposible no darse cuenta de que la prenda que llevaba era de su propio guarda ropa. Deslizó la mirada hacia las piernas —le era inevitable no verlas, con semejante piel albina y siendo estas tan sinuosas— y ahí se distrajo un momento antes de soltar finalmente aquella sábana y redirigiendo su mano hacia uno de los muslos, los cuales rozó con total cautela con la yema de su índice. Paló la piel suave, cálida y eso le provocó relamerse los labios; definitivamente, había sido muy oportuno el saliera ese día y ahora, es cuando se cobraría el rato amargo que pasó con aquel humano.

Bien, debía ser cauteloso para no despertar aún al pequeño ángel y aunque considerara el que le entretendría más despierto, aquella figura dormida se le antojó para jugar un rato previo a su despertar. Se inclinó un poco, lo suficiente para que su nariz y labios se sumergieran entre las hebras doradas que emergían de la cabeza del ángel,  y aspiró profundamente atrapando el dulce aroma que de sus cabellos emanaba; mientras tanto, una de sus manos tomó el dobladillo de la camisa que llevaba y aprovechaba cualquier mínimo movimiento entre sueños para irla levantando poco a poco, hasta que esta finalmente, llevó aquella prenda a subir a la altura de la cadera; atisbó la falta de ropa interior y lo provechosa que era esta al dejarle ver libremente el firme trasero expuesto del ángel; su lengua ansiosa se asomó de nuevo a relamer sus labios y le fue inevitable no posar aquella misma mano sobre uno de sus glúteos. Con mucho cuidado, sobó durante un instante aquella prominente zona del cuerpo ajeno y sentía como de a poco, aquel tacto le provocaba un agradable cosquilleo justo sobre su vientre bajo.

Mordió su labio inferior y detuvo cualquier contacto hacia el ángel, retirando su mano del trasero e irguiéndose para alejarse de sus cabellos; su siguiente movimiento no tuvo que pensarlo mucho realmente, y prosiguió con este con la misma tranquilidad y cuidado como lo venía haciendo: tomó por el hombro el cuerpo del ángel y como si fuera un movimiento influenciado por su manera inquieta de moverse al dormir, le hizo girarse hasta quedar tendido boca arriba sobre la cama, como aquella almohada entre sus brazos, misma que, empujando una de  las manos ajenas, logró que le soltara un momento para arrastrarla de encima de su cuerpo y dejarla al lado de este.

La hermosa visión del cuerpo semi-desnudo de aquel joven aumentó esa presión que ya le ejercía el pantalón en su entrepierna y sin pudor alguno, se deshizo de sus prendas: sacó primero su camisa por encima de la cabeza y comenzó a abrir sus pantalones dando paso a que, ulteriormente, sus dedos engancharan el dobladillo de sus interiores y los arrastraran por su pelvis hasta dejar fuera su órgano a medio despertar. Sus ojos comenzaron a deslizarse por el cuerpo del muchacho y en ese momento, se aventuró a subir al lecho. Una de sus manos tomó una pierna ajena a la altura de la rodilla y la empujó furtivamente para abrir un espacio entre ambas para que el demonio pudiera acomodarse y al mismo tiempo la zona media del ángel le quedara a la vista, dando un incentivo extra para despertar la erección latente de su órgano.

Su diestra tomó su propio miembro por el tronco y comenzó a apretujar a la altura del glande, concentrando la atención de sus dedos en esa sensible vena que se ocultaba en la parte trasera de este mientras que su mano suelta se encargaba de abrir, botón a botón, la camisa que cubría el cuerpo del ángel; sus ojos no tardaron en recorrer aquella blanquecina piel que se le dejaba a la vista  y conforme avanzaba por esta, daba tirones a su hombría haciendo cimbrar su erección y al llegar al último de los botones, una descarga le recorrió desde la espina, bajando por su espalda, dirigiéndose justo a su pubis donde emergió como un hormigueo y culminó en una ligera punzada sobre su miembro, liberándose entonces como un vestigio de humedad que emergía directo de su meato. Un suspiro casi jadeante le abandonó los labios y su mano se congregó a saciar esa necesidad de placer sobre su órgano en una rítmica masturbación.

No tocó de nuevo al joven, le permitió seguir con el sueño tranquilo mientras él  se mantenía como espectador de este y de su desnudes al hacerlo; su espalda se erguía y sentía las descargas que su pelvis mandaba directamente a su cabeza liberando una especia de explosión que manumitía ese placer carnal por todas sus terminaciones nerviosas. Sus dedos húmedos se deslizaban de arriba abajo por toda la longitud de su miembro, lubrificándolo con su pre-seminal  y cuando las palpitaciones de este, descargaron una fuerte tensión en sus piernas, anunciándole el orgasmo, se detuvo de golpe, soltando un gemido lastimero, necesitado e inconforme; dejó que aquella sensación desapareciera, y sentía como si toda esa sangre acumulada en su cabeza se deslizara pesadamente hasta la punta de sus pies en un incómodo cosquilleo, pero era algo necesario para seguir y además ya había conseguido la máxima tiesura de su erección.

Sus manos asieron las piernas del ángel por debajo de las rodillas y elevó su cuerpo lo suficiente para alcanzar a ver la hendidura de su trasero, esa zona del perineo que le separaba la hombría de la entrada y con el furtivo arrastrar de su cuerpo por la sábanas, por justo en medio de las piernas ajenas, llevó su miembro a anidar en aquella zona. Se inclinó hacia el cuerpo del ángel, apoyando una de sus manos al lado de la cabeza de éste y con la otra se dedicó a acomodar la punta de su  miembro en aquel anillo de musculo oculto entre los glúteos del más bajo; una sonrisa rozagante se instaló en los labios del demonio y se acercó a los labios ajenos para susurrar:

—Llegó el momento de que despierte… pequeño ángel… —No dejó pasar un segundo más, cuando sus caderas se empujaron fieramente contra la entrada del ángel, arremetiendo en ella de una sola y brusca estocada.

No suspiró, ni gimió, bramó como un animal, embriagado por aquel placer de invadirle y deleitándose con aquel sitio que le apretaba con fuerza, dificultando y al mismo tiempo, haciendo más placentero el momento de arrastrase para salir de ahí; le abandonó casi por completo, dejando que solo fuera la punta de su hombría la que continuara siendo constreñida por las paredes de aquella entrada y sin previo aviso, volvió a embestirle de golpe hasta sentir que la punta de su órgano golpeaba en un punto flaco y sensible. Su espalda se arqueó con violencia pero su mirada seguía fija del rostro de aquel ángel, atento de sus reacciones y de cómo estas se alteraban cada que repetía aquel movimiento, hasta lograr un vaivén fiero y rápido.
Gackt
Gackt
Demonio

Mensajes : 6
Fecha de inscripción : 26/07/2012
Localización : Dentro de esa pesadilla que usas para tu onanismo...

Volver arriba Ir abajo

Gackt's Room  Empty Re: Gackt's Room

Mensaje por Contenido patrocinado


Contenido patrocinado


Volver arriba Ir abajo

Volver arriba

- Temas similares

 
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.