Apartamento de Mao

Viene: Encuentro nocturno
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- Tranquilo, eres mi invitado y no mi mesero. Además vivo solo, pero tengo comida para una semana. - Una vez adentro me giré y cerré la verja con llave . Cómo era mi costumbre, subí a ella cómo un mono y fingí que la quería abrir. Bueno,... esta era mi manera de verificar que estuviese bien cerrada (¿?). Luego me baje de ella y palmeé mis manos quitando cualquier rastro de polvo. - Sígueme y déjame arruinar tu paladar con té de sobres.

De seguro no tenia su experiencia culinaria, lo sabía y estoy seguro de que él tampoco esperaba un bufet de mi parte. ¡Ningún chef reconocido golpearía un contenedor! Bueno... quién sabe. ¿Podría cocinar algo más preparado? ¿Pude haber sido un chef antes de olvidar mi apellido?

Le guíe con nuestras manos unidas. Antes le sostuve de los dedos, ahora solamente enganchaba mi dedo índice con el de él... Era una especie de gancho aún sin presión. Después de pasar el pasillo de los apartamentos, llegamos a mi puerta y le invite a pasar. Una oscuridad tan profunda nos recibió y encendí la luz a mi espalda. - A-ah - Al voltearme pude notar que tenía varios materiales de dibujo dispersos en la mesita del comedor. Casi fui corriendo para amontonarlas todas en la mochila que tenía conmigo. - Gomen, olvide que dejé este desorden aquí... - Me llevé un mechón detrás de mi oreja. - Por esto mismo mi casa no me extraña. - Hice alusión a nuestra conversación anterior. - Por favor, síentate. Ya te serviré el té. - Señale el mueble que tenías a no mucha distancia, mi cocina entera. -

Observo el departamento del menor y todo lo que hacía por seguridad. Sonreía por ello al dejar llevar por Mao; era una habitación pequeña, no muy lujosa pero acogedora, no pudo evitar tener una leve risa al ver que trataba de esconder sus dibujos- ¿Te gusta dibujar?- Pregunto sentándose mientras esperaba por el té. Tomo con cuidado una hoja que se había escondido debajo de la hoja, y admiro el detalle, parecía una pequeña historieta, pero no entendía bien de que se trataba- Quizás tu y yo somos como la reencarnación de unos amantes samuráis- Dijo mientras veía el comic, siguiendo el juego fantástico- Que se conocieron bajo una luna como la de esta noche y se enamoraron a primera vista- Observo al joven para ver su reacción, recargándose en la mesita, notando como tenía todo desordenado pero al mismo tiempo como si tuviera un tipo de orden-¿Crees que nos hemos reencontrado?- Se levanto entonces para acercarse al joven y darle la hoja de dibujo personalmente, le abrazo sutilmente por la espalda para susurrarle al oído-¿Crees en el amor a primera vista?

Le escuché mientras sacaba de uno de los gabinetes la muy bien conocida jarilla chillona. - De hecho me encanta, dibujar es una forma más resumida de contar una historia. - Mire la hornilla, que ya echaba a andar con el agua para calentar. Muchos de los capítulos de "mi vida" los resumía con un dibujo, no sabía si lograba plasmar en ellos lo que le acababa de decir...

- ¿Amantes? - Abrí los ojos, y le miré de soslayo. De hecho, aunque mi tono y porte no eran de alguien asustado bien que expresaba todo lo contrario, estaba muy atento para con él. Sostuve la mirada unos segundos sumado en silencio, hasta que fui yo quien la bajó e inconscientemente delineó la orilla del mueble contiguo. Sus ojos me habían atrapado, más con esas palabras... No quería perderme en su mirada más de lo considerado normal, y tampoco quería darle alas a algo tan vago como una comparación, una echa precisamente el primer día en que nos conocemos.

Por un momento recordé que entre los dibujos había uno en particular que se parecía a su historia. Aunque fuese en su mayoría oscuro, porque era un escenario de árboles enormes que tapaban el cielo... Total, su pregunta me detuve en seco de la tarea con mis dedos, y claro que me volví nuevamente a mi papel del intimidado. No le veía en esta posición, ¿hablaba en serio? ¿Nosotros? ¿Yo? Cada uno de sus pasos me terminó sonrojando un grado las mejillas; justo cuándo me abrazó y dio el dibujo, me sentí más pequeño de lo que era a la par de él; y su susurró terminó por darme un cosquilleo en mi columna.

Fue justamente en ese momento que la jarillita comenzó a chillar. - Sólo esto me faltaba. - El destino jugaba en mi contra, ¡¿música de ambiente que expresa lo obvia?! ¡Vamos! Al final apagué la hornilla para no sentirme más apenado... - Yo... no creo en eso... - Cerré los ojos y toque su brazo con la yema de mis dedos. - Creo en el amor a "primer acto". - Ciertamente pensaba que lo que uno hacía era lo que enamoraba al otro, aunque recién se conocieran. Precisamente mi conjunto de "primeros actos" no fueron para nada gallardos.

No iba negarlo, la actitud del menor se le hacía completamente tierna, pero el sonido de la tetera anunciando que el agua estaba lista para verter el contenido a las tazas le distrajo, no se molesto porque de alguna manera estaba perdiéndose en los movimientos del otro, le hipnotizaba con tan solo mirarle, pero siempre ocultaba la vista de Yasu. Se entristeció un poco cuando dijo que no creía en el amor a primera vista pero entonces una sonrisa se le dibujo en los labios de los actos, entonces el roce de los de dodos de Mao se hicieron tan cálidos que no sabía si era una invitación. No hablaba en ningún momento, solo hacía que él le indicara, pero ciertamente Mao era un tipo de persona especial, y lo común quedaba eliminado de ser común; Mao era un chico sencillos pero complejo. Sonrió recargando la frente en el hombro de Mao mientras sonreía.

No podía entender que tenía el joven que le envolvía, no sentía ese frío de algunas personas, sobre todo en la noche, que le hacía tener un mal presentimiento o la calidez de otras que le hacía sentir en paz, en cambio Mao, era desde el primer momento algo distinto, su corazón latía de una forma apresurada pero emocionante, y se sentía a gusto- Mao…- Le llamo suave mirándole al rostro- Se que esto es extraño, acabamos de conocernos- Le decía con tranquilidad sin saber incluso como decirlo, no lograba encontrar las palabras adecuadas así que le tomo del mentón con mucho cuidado y dio un tierno beso en los labios del menor, apenas toco la piel carnosa del joven, solo un roce suave- Me gustas…¿Quieres ser mi novio?

Sonrió con ternura mirando el sonrojo del menor por ello- Prometo ser el hombre más fiel de tu vida y la mía- Le aseguro alejándose un poco para no incomodarle y darle espacio a respirar- Podemos ir lento si lo deseas, a tu ritmo, pero desde que comenzamos hablar me has hechizado