Devil´s Paradise
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A Song For XX -PRV-

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Mensaje por Sono Miér Ago 01, 2012 4:04 am

Había un lugar que cuando era mas joven, gustaba de visitar mucho. Ese pensamiento me llego la mañana de ese día en particular, quizá por que era la primera mañana en días en que tenía un momento de tranquilidad, se podría decir que un rato libre. Me encontraba tendido en el sofá del sitio donde normalmente me alojaba cuando pasaba días en la ciudad y como una película en cortes, comencé a recordar, el sitio, la música… todo ello por lo que me gustaba; pero que, ya no visitaba. La falta de tiempo ¿Quizá? No, en realidad era por que aquel lugar había sido devastado y se encontraba en la vieja ciudad en ruinas a lo lejos de Reminiscence.
Era bastante, en cierta manera, doloroso ver como aquel lugar tan simple, pero que era de tu completo agrado, destruido por las huellas de una guerra. Pero quizá ese día en particular tanto el lugar como yo, teníamos un sentimiento mutuo de nostalgia. Reí un poco en mis adentros por esa idea y sin nada mas que decir, me levante de mi sitio dispuesto a encaminarme a aquel lugar.
Salí ataviado con ropa común y corriente, después de todo aunque para los humanos era imposible el darse cuenta de mis orígenes, para algún demonio o hibrido entre la multitud aquello no seria problema, y la verdad es que no quería armar una clase de alboroto así que con ropa normal, esperaba pasar desapercibido. No tardaría mucho en llegar, además era temprano y mientras no ocurriera nada fuera de lo normal en la ciudad bien podía tomarme mi tiempo para aquel nostálgico paseo.
Mientras caminaba hacia el sitio, recordaba vagamente imágenes de cuando aun estaba en pie. Mucha gente lo visitaba y en ocasiones, las veces que yo podía asistir, la música atraía a mucha más gente. Los canticos, coros, y por supuesto el instrumento por el que yo estaba en esta ocasión ahí, delante de las viejas y derrocadas puertas; el piano.
Sin pensarlo dos veces me adentre al lugar en busca directamente del lugar, del sitio donde dormía aquel instrumento y al estar ahí vi con cierta tristeza como lo que antes fue un magnifico instrumento ahora estaba completamente cubierto por los escombros. Esa no era una imagen agradable y no tuve que esperar más para comenzar con mi labor y en un par de horas, ya había liberado aquel piano de su prisión de escombro. – Ahora veamos si aun funcionas…- Dije algo alto, olvidándome de que estaba solo y al mismo tiempo de ello, pasee mi mano por la tapa de las teclas, tumbando algo de polvo que le cubría antes de abrirla para darle un vistazo a las teclas de mármol del piano.
Toque todas y cada una de ellas. La melodía de cada una parecía entonar bien, afinada, al parecer el instrumento había logrado sobrevivir a los años bajo los escombros y la guerra, y ahora, aun entonaba bellas notas. Sonreí para mi mismo y sin importarme el sentarme sobre el banquillo lleno de tierra me dispuse a tocar una ligera melodía, como en los viejos días de aquella monumental iglesia.
Prácticamente, me perdí del mundo entero, me envolvía en la música que mis dedos creaban y en como esta lograba rebotar en las paredes, inundando por completo el derrocado edificio donde estaba. Podía escuchar el eco de las notas, el ir y venir de la canción y quizá así me hubiera quedado durante horas, escuchando y creando música en aquel veterano de mis recuerdos que aun después de tantos años de no vernos, aun lograba llevarme a la desconexión de mi entorno, el cual se convertía únicamente en la música.

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Mensaje por Hitomi Sáb Ago 04, 2012 4:56 am

Era un día para mi común y corriente, en el cual nada parecía ser diferente, no habia nada que indicara que aquel día seria más divertido o menos que el anterior, eso me parecía un poco frustrante. Para distraerme un poco incluso para buscar algo de diversión, me prepare con un vestuario casual alistándome para salir del lugar en donde residía cuando visitaba el mundo de los humanos. Era algo sencillo para lo que acostumbraba usar pero que mas daba, igual la mayoría de la ropa que usaba se me veía bien, añadí un par de guantes cortos en color negro al vestuario y con ello me apresure a salir de aquel lugar.

Por un largo rato estuve caminando sin rumbo fijo, paseando por un parque, yendo luego a pasearme en los centros comerciales y demás, donde me detuve brevemente a comprar un par de barras de chocolate, algo que adoraba comer cuando visitaba reminiscence y con el chocolate en mano camine nuevamente hacia las atestadas calles. Mientras devoraba una de las barras de chocolate, me mantenía caminado por las aceras observando a todas esas personas tan manipulables y predecibles que incluso resultaban ciertamente aburridas, hacía mucho que no encontraba algo verdaderamente bello e interesante en reminiscene aunque seguía yendo todos los días por las mismas calles buscando algo realmente… especial. Eso era yo, todo un coleccionista de las cosas más bellas que se podían encontrar en el mundo humano, aunque mi gusto era un poco fuera de lo normal y a mí ver bastante exigente.

Hecho un mar de pensamientos y recuerdos empecé a alejarme de a poco del bullicio que representaban todas esas personas atestando las calles. Cuando me di cuenta ya estaba un poco más allá de los límites de reminiscence y la verdad es que no sentía ni las mínimas ganas de regresar a esas calles llenas de gente que iba de aquí para allá, pensé que la mejor manera de aprovechar aquel paseo era tal vez ir a perderme un rato en las ruinas de la vieja ciudad a lo mejor ahí encontraría algo con que distraerme. Tuve que caminar por un largo rato y finalmente al llegar a la vieja ciudad lo primero que pude percibir fue ese sentimiento melancólico en el aire además de un ambiente denso. Yo no era bueno para ese tipo de sentimientos, los detestaba, siempre habia pensado que los de mi naturaleza no tenían por qué sentir sentimientos como aquellos, no todo podía ser felicidad, tal vez ni siquiera éramos felices, solo éramos lo que éramos pero regularmente trataba de no pensar de aquella forma, solo de “vivir” o digamos gastar mi existencia en esos momentos que me causaran… ¿placer?.

Solté un prolongado suspiro y de uno de los bolsillos de mi chaqueta saque otra barra de chocolate, sacándole de su envoltorio y devorándole como habia hecho con la anterior; haciendo aquello mientras caminaba lentamente hacia el lugar más próximo a mi posición. Lo que una vez habia sido una esplendorosa construcción ahora yacía a unos metros de mi transformada en nada más que ruinas. Jamás habia tenido nada en contra de las iglesias, los ángeles o esas cosas, tal vez hacia los aburridos rezos que se llevaban a cabo en lugares como aquellos, ¡Dios santo! Los humanos sí que sabían cómo perder su tiempo. En alguna que otra divertida casería habia sido testigo de los sermones que daban los padres en aquel magnifico lugar y en ese entonces pensaba que si algo podía matarme del aburrimiento podían ser los ya mencionados.

Camine un poco mas acercándome a la entrada del lugar sin llegar a entrar, tan solo observando desde mi posición; ya nada era como antes, desde donde estaba se podía observar un poco de lo que habían sido blancos muros y que ahora estaban cuarteados y despintados, se alcanzaban a ver un par de pilares tumbados en el suelo y también grandes piedras caídas del techo por todo el mismo. Si algo sabia reconocer era que normalmente aquellos lugares eran hermosos, aunque detestaba las decoraciones, siempre tan angelicales e imágenes de gente sacrificada, como si realmente existiera ese tipo de personas. Yo sabía que incluso los ángeles podían ser arrastrados por el pecado así que para mi aquellas imágenes a las que los humanos adoraban eran puramente hipócritas. De manera repentina escuche el empezar de una melodía tocada a piano que poco a poco fue inundando el enorme lugar, habia estado tan metido en mis pensamientos que no habia podido percatarme de aquella otra presencia dentro de la iglesia. Con bastante cuidado finalmente me fui adentrando en la misma, caminando lentamente mientras observaba de lejos aquella silueta sobre el polvoriento banco del piano.

Basto con una breve mirada a aquella persona para averiguar su naturaleza, esa aura angelical que emanaba le delataba. Era de esperarse que fuera talentoso en aquella arte, según sabia muchos ángeles lo eran pero bueno su raza era lo de menos, esa elegancia con la que tocaba era atrayente y desde donde podía apreciarle su físico no estaba nada mal. Solo faltaba el pequeño detalle de conocer aquel rostro aunque dudaba que fuera a ser una decepción. Como al parecer el otro estaba demasiado perdido en la melodía que tocaba, no me fue difícil llegar hasta él sin que se diera cuenta de mi presencia. Justo a dos o tres pasos de su lugar me detuve e incline mi cuerpo hacia adelante lo suficiente para alcanzar a acercar mi nariz a dos o tres cm de distancia de su cuello y parte de los cabellos de su nuca y justo en aquel lugar, cuidando el no alertar al otro aspire suavemente el aroma que emanaba el cuerpo ajeno. Sonrei de costado y espere paciente a que aquella pieza llegara a su final y una vez así lo hizo rápidamente recargue mi mentón en su hombro derecho, ladeando un poco mi rostro para acercar ligeramente mis labios a la mejilla ajena, mientras que mi mano izquierda se iba a recargar justamente sobre el hombro izquierdo ajeno.

-¿Que hace tan talentoso músico tocando en un lugar donde nadie puede apreciarle?-

Pregunte, usando un tono suave y tranquilo, dejando que mi aliento chocara contra la piel ajena mientras mi mano izquierda se deslizaba por aquel hombro, delineando su cuello hasta llegar a su oreja. Antes de recibir la respuesta del mayor con mi mano izquierda retire el sombrero del contrario y me enderece por completo colocando en mi cabeza el sombrero ajeno y alejándome un par de pasos del ángel para observar más a gusto la enorme habitación donde nos encontrábamos.
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Mensaje por Sono Mar Ago 07, 2012 11:08 pm

El sonido del piano aun era fuerte, tranquilo pero fuerte. Realmente parecía que los años no habían pasado para este salvo en su aspecto, pero la música que podía crear era en el mismo tono como si fuera un instrumento nuevo. La música resonaba y chocaba en las paredes desgastadas de aquella iglesia y lograron hipnotizarme durante todo aquel rato…
La canción que tocaba apenas si abarcaba unos minutos, pero no era ella ni el hecho de que la tocara yo lo que me tenia embelesado; era el sentimiento que transmitía el lugar, la vida que aun podía demostrar aquel desgastado piano… todo eso. Permanecía con los ojos cerrados completamente desconectado de cualquier cosa que sucediera a mi alrededor, pero como un baldazo de agua helada para despertar aquel repentino peso en mi hombro se hizo presente cuando mis dedos tocaron la ultima nota de la melodía.
Aun así, a pesar de aquello no abrí los ojos. Me quede en la misma posición como si no hubiera pasado nada, con el rostro apuntando hacia el frente y mis manos estáticas sobre las ahora tibias teclas del piano. Con mi mente ahora atenta a mi nuevo y repentina compañía, claramente pude darme cuenta que no era una persona común. A mi lado y gracias a la cercanía que él mismo había establecido, me pude dar cuenta de que se trataba de un joven demonio. Claro lo de joven era una suposición, no había visto su rostro solo especulaba por el timbre de su voz. De igual manera, no objete para con sus acciones, eran algo,… atrevidas quizá pero nada que me sorprendiera viniendo de uno de los de su estirpe así que, lo único de mas que llegue a hacer por su acercamiento y las ahora caricias que dejaba en mi cuello y oreja, fue dejar salir una ligera y calma risa de entre mis labios.
De igual manera aquel acercamiento no duro mucho y así como él se había acercado también se alejo y yo tuve finalmente un poco mas de ese espacio que él había invadido. Una leve sonrisa transversal se quedo en mis labios y mientras que los dedos índices y medios de mis manos se paseaban por el piano, alternando varias teclas para formar a penas improvisadas melodías comentaba.
-Me haces pensar dos cosas pequeño… no estas valorando tu existencia en tu interrogante… y dices que nadie puede apreciarme, pero me haz dicho talentoso… lo cual quiere decir que te a gustado lo que escuchaste, debo suponer… -
Deje el dedo índice de una de mis manos sobre una tecla, la que exclamaba el “mi” y comencé a tocarla suave una y otra vez.
-Oh quizá sea al revés realmente no hay nadie en el sitio que aprecie lo que toque… hace un momento o lo que toque a partir de ahora…-
Detuve mi dedo abruptamente y gire de apoco el rostro hacia donde se encontraba aquel demonio mientras que al mismo tiempo abría los ojos para mirarle por encima del hombro. Ahora ubicaba a un pequeño joven pelinegro que de no ser por esa aura maliciosa que le embargaba bien hubiera podido pasar como cualquier persona.
Con algo de diversión, pero sin perder aquella calma en mi semblante, observe mi sombrero en su cabeza por un momento, para luego levantarme con tranquilidad y acercarme hacia donde estaba el pelinegro.
-Sé, que seguramente eres muy travieso, pero…-
Deje mi oración abierta y en un ágil movimiento, estire mi mano para recuperar mi prenda.
-No es bueno tomar algo sin pedirlo prestado al dueño antes…-
Musite como si le reprendiera y empecé a avanzar por un lado suyo al mismo tiempo que levantaba una de mis manos para colocarla sobre su cabello el cual revolví entre mis dedos ocasionando que varios mechones de sus negros cabellos quedaran hacia arriba completamente despeinados mientras que con la otra acomodaba de nuevo mi sombrero.
-Quizá toque un rato más después. Quiero visitar algunos viejos lugares de esta edificación. Y, ya que se nota a leguas que te gusta vagar ¿Vienes? Si te portas bien, quizá te preste el sombrero y te deje escuchar la siguiente melodía…-
Musite con diversión, echándole una ultima mirada por sobre mi hombro y seguí mi camino por un lado suyo hacia la siguiente habitación. Donde empecé a avanzar por los pasillos de aquel escombrado lugar para dirigirme a mi objetivo principal.

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Mensaje por Hitomi Miér Ago 15, 2012 3:32 am

Mis ojos observaban detalladamente aquel lugar deteniéndose a veces en los ventanales enormes que aun se conservaban un poco, sin llegar a estar completamente rotos o en los pocos cuadros y algunas estatuas que aun quedaban, con sus colores ya desgastados y algunos con rostros borrosos. A pesar de aquella distracción pude escuchar claramente las palabras del contrario, las cuales me hicieron dibujar una tenue sonrisa de costado y a pesar de esa reacción en mi rostro ante sus palabras, el tono con el que conteste a las mismas fue un tanto distraído por aquella atención mía que seguía siendo casi robada por esas inquietantes figurillas.

pfff ¿Quién eres? ¿El príncipe de literalandia?... me refería a antes de que yo llegara… -

Dije usando un tenue dejo de queja en el tono de mi voz. Continúe de espaldas al ángel aun sin poner atención a las reacciones del otro si es que las tenía claro está. Me parecía que mi angelical compañía se habia quedado algo callada pero bueno yo era un demonio y tal vez mi compañía no le era del todo agradable y además de eso tampoco es como que esperará que los ángeles fueran parlanchines, según me habían dicho eran algo serios y aburridos. En fin… en cierto momento en aquel breve lapso de silencio me quede observando aquellas estatuas talladas en bloques de cemento en las paredes que dejaban ver pequeños niños con apenas un poco de tela cubriendo sus cuerpecitos… esos eran los ángeles para los humanos… y eran las figuras que mas detestaba.

Desagradable…-

Susurre para mí mismo, olvidando por unos momentos la presencia del contrario sin embargo el se encargo de recordarme que aun se encontraba conmigo, pues su voz resonó en las amplias paredes de la habitación al hablarme. “¿Travieso decía el?”, los ángeles si que son ingenuos, esa era una palabra muy sencilla para describir mi comportamiento, incluso algo… inocente.

Sorpresivamente el ligero peso del sombrero en mi cabeza fue retirado por una de las manos ajenas, inmediatamente gire mi cuerpo aunque no con mucha rapidez, mi tenue sonrisa algo ladeada se transformo en una amplia sonrisa después de aquellas palabras del otro aunque se desvaneció bastante rápido después de sentir aquella mano revolviendo mi cabello, “¿es que acaso pensaba que trataba con un jodido niño?!”. Observe como se colocaba su sombrero y la verdad es que si me sorprendí un poco por aquella invitación que me hacía para acompañarle aunque aun me molestaba como me hablaba. No conteste a su invitación verbalmente hablando simplemente decidí que si iba acompañarle con seguirle bastaba para que notara mi aceptación.

Por otro lado mientras pensaba en su forma de hablarme me di cuenta que esa manera de tratarme después de todo no era tan mala, me daba pie a comportarme como un “niño”, perverso pero al fin y al cabo niño. Empecé a caminar rápidamente detrás de él, no por temor a que se me fuera a “escapar” sino porque tenía planeada una pequeña y divertida travesura. Estando lo suficientemente cerca de él ángel forme un nuevo acercamiento entre ambos, parecido al anterior pero con una intención diferente. Metí rápidamente mi mano derecha por debajo de su brazo derecho haciendo el ademan de abrazarle sin embargo eleve mi mano para que mis dedos enguantados (el índice y el medio) se fuesen a colocar justo debajo del mentón ajeno, empujando un poco su rostro, dirigiendo su mirada hacia arriba mientras que mi mentón se recargaba en el hombro izquierdo y mi mano de ese mismo lado se iba a recargar en la cadera del cuerpo ajeno. Ladee mi rostro para pescar entre mis labios el lóbulo de su oreja izquierda encargándome rápidamente de encajar mis dientes en aquel pedazo de carne hasta hacerle sangrar y aproveche aquella distracción para que mis dedos de mi mano izquierda avanzaran “caminando” como las patas de una araña; desde el costado izquierdo de su cadera, recorriendo en diagonal el camino de su ingle hacia su entrepierna mientras que los dedos de mi mano derecha se deslizaban por todo el cuello ajeno hasta toparme con el botón de aquella camisa que me impedía seguir mi recorrido.

Succione con fuerza la herida provocada por mis dientes en aquel pedazo de carne, degustando el sabor de su sangre en mi lengua al mismo tiempo que mi mano izquierda se detenía a escasos centímetros de su entrepierna y la derecha se encargaba de tomar entre los dedos el estorboso botón de aquella camisa. Moviéndome rápidamente como lo habia hecho con mis anteriores acciones, desabotone aquel molesto botón, abriendo un poco más la camisa ajena para deshacerme un poco de la mojigatería que los seres de luz según sabia solían tener y con aquel último movimiento mi mano se despego del cuerpo ajeno al mismo tiempo que mi mano izquierda lo hacía también. Solté el lóbulo ajeno de entre mis labios y solté un soplido sobre aquella zona herida y ensalivada para seguido de ello susurrar, mas refiriéndome a lo de su sombrero que a lo que acababa de pasar.

- Lo vez? Por eso no pido prestado, me arriesgo a los No, tal vez y los después~ y debo decir que soy impaciente además de que me desagradan las respuestas como esas~… Aunque… también está el detalle de que hay cosas que no se piden… -

Solté una pequeña risa sobre el odio ajeno y como lo habia hecho anteriormente me aleje de su cuerpo esta vez siendo yo quien se adelantaba y alejaba un poco. Me quede mirando algo distraído una cruz de mediano tamaño tallada en una de las paredes y mientras caminaba descuidadamente saque una más de las barras de chocolate en mi chaqueta, dándome cuenta de que mis reservas se estaban acabando. Suspire pesadamente y abrí aquel envoltorio dispuesto a comer con mucha más lentitud aquella barra de chocolate.

¿Y… a donde se supone que vamos angelito?

Pregunte girando mi cuerpo y cabeza un poco para alcanzar a observarle antes de darle una gran mordida a mi barra de chocolate y volver a voltearme, quedándome entretenido nuevamente; pateando una pequeña piedra mientras seguía avanzando sin saber realmente a donde iba.
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Mensaje por Sono Miér Ago 15, 2012 5:51 am

Apenas si había avanzado un par de pasos. La edificación, obviamente ya no era nada en comparación de lo que hacia años era. Aquel enorme, fuerte y por demás bello edificio había perdido completamente aquello que cuando joven le sobraba para presumir. Sin embargo, en mi avanzar era como si nada hubiera cambiado. Mis ojos observaban el deterioro y como este había consumido al edificio; pero mi cabeza se encargaba de reconstruir cada pared y adorno del sitio.
Aquello lograba que mientras avanzara mi cabeza pusiera una imagen sobrepuesta a la que veía, permitiéndome ver de nuevo aquel edificio completamente intacto. Realmente tenia un sentimiento de nostalgia con cada paso que daba, eso y que las imágenes en mi cabeza llovieran tan rápido haciéndome recordar cada momento vivido en aquel lugar habían logrado envolverme de manera que perdí noción de lo que sucedía en mi entorno; aunque claro estaba que no dejaba en segundo plano al pequeño demonio que avanzaba por el mismo camino que yo.
En un rápido y fugaz vistazo que di hacia atrás para mirar en donde se encontraba aquel demonio; fue en donde me percate de lo cerca que iba y con algo de desconcierto, empecé de principio a ver como la distancia entre ambos era mínima y de segundos ya sentía sus dedos bajo mi mentón. No iba a negar aquello fue de muchas maneras, incomodo para mi. Tenía más que claro que tratar con un demonio era algo que en definitiva no se podía lograr por una u otra manera; aunque para mi siempre hubo una pequeña posibilidad sobre todo con los demonios jóvenes, justo como con el que estaba tratando.
Tenía las posibilidades necesarias para salir de aquel agarre. Zafarme, seguir con mi recorrido, ya que no estaba en mis planes que nada lo arruinara, y marcar una distancia entre el demonio y yo. Aunque claro en mi mente se marcaba aquel pequeño ideal de congeniar de alguna manera con el demonio así que, me quede pendiente, atento, pero sin avanzar mas, de lo que hacia el pelinegro.
Inevitablemente mis ojos se entrecerraron y una leve mueca de incomodidad apareció en mis labios, claro que ello no era para menos dadas las acciones ajenas a las que dejaba que mi cuerpo reaccionara como su instinto le decía. Una pequeña queja que amenazaba con salir de entre mis labios s quedo apenas en un pequeño ahogo para mi garganta cuando los dientes del joven demonio se encargaron de atravesar mi piel. Mi ojo izquierdo se entrecerró ante aquel pequeño ardor que escocía sobre mi piel y los dedos de mis manos que caían a mis costados al igual que mis brazos, se crisparon por un segundo antes de volver a su posición entrecerrada.
La frialdad que provocaba el chocar de su aliento contra el tibio de su saliva sobre mi piel, llevaron a que mis ojos se entrecerraran un poco y en mis labios se atravesara una fugaz mueca de disgusto. Fugaz porque analice la situación antes de llegar a hacer algo. Los movimientos ajenos eran atrevidos si, pero nada que le perjudicara o le beneficiara, realmente eso mezclado con sus palabras directamente en mi oído, mas que provocarme alguna otra cosa, ocasionaron que de entre mis labios saliera apenas una pequeña risa al mismo tiempo que negaba con la cabeza.
Sin prestar atención al momento en que él menor se alejo de si, lleve una de mis manos al bolsillo derecho de mi pantalón y de este extraje un pequeño pañuelo que lleve a mi oreja para limpiar un poco aquella humedad incomoda y además sobar un poco el lóbulo herido de mi oreja izquierda que si bien no era mas que una pequeña herida que en unos segundos desaparecería.
-Quizá en tu manera de ver las cosas hay cosas que no se piden; pero ten en cuenta que aunque las tomes de buenas a primeras, tarde o temprano deberás pagar un precio por ellas… Y eso, no imagino que no lo tenga claro tu raza, pequeño…-
Mi voz era calma y había cerrado los ojos mientras limpiaba mi oreja, tarea que tras finalizar lleve mi bolsillo a alzarle en el bolsillo de mi pantalón y con lentitud abrí los ojos para encontrar al pelinegro a unos pasos delante de mi. Sacudí mi cabeza un poco y al estar mi rostro frente a él, le dedique una leve sonrisa mientras que avanzaba hasta posicionarme lo suficientemente cerca para llevar acabo lo que tenia en mente. A una distancia prudente y cercana, estire mi mano hacia el joven demonio y de entre sus manos arrebate aquel chocolate de estas.
-Los dulces… son para quien se porta bien y tu llevas rato sin hacer eso pequeño…-
Dije con diversión y al mismo tiempo con un tono de reprimenda para luego dedicarle un leve guiño al mismo tiempo que alzaba aquel dulce dentro de mi pantalón, justamente en el bolsillo izquierdo, para luego caminar un par de pasos hacia adelante, pasándole de largo y por un lado suyo mientras que mi ahora mano libre se encargaba de abotonar aquel botón de mi camisa.
-Ahora bien. Me alegra que preguntes ya que al parecer eso quiere decir que me acompañaras hasta ese lugar, pero para asegurar que lo hagas mantendré el sitio que te mostrare como un pequeño secreto de momento…-
Murmure mientras avanzaba y de un momento a otro me detuve en seco.
-Oh si pero olvide algo…-
Di un paso para girar sobre mi propio eje y regrese los pasos que había avanzado para acercarme de nuevo al joven demonio. Me incline un poco para equilibrar la altura de ambos y levante mi mano hacia su rostro para apoyarla sobre su mejilla derecha, la cual acaricie con suavidad mientras le dedicaba una sonrisa amena al mirarle a los ojos.
-Sé que para tu estirpe, ese tipo de “acciones” son algo muy natural quizás; pero para mí, no son tolerables ni nada por el estilo, así que cuida lo que haces conmigo pequeño…-
Nuevamente hablaba suave mientras que le miraba y arrastre en una prolongada caricia mi mano por su mejilla hasta colocarla delante de él para darle un pequeño golpe a la punta de su nariz con mi dedo índice impulsado por la yema de mi pulgar. Le dedique una pequeña sonrisa nuevamente y sin decir más me gire para avanzar de nuevo.
-Así que, puedes regresar si quieres ya que no obtendrás nada similar a lo que piensas de mí…-
Murmure mirándole por sobre el hombro, con el rabillo del ojo y comencé a dar lentos y calmos pasos hacia un pasillo un tanto mas adelante, en donde doble en la derecha, perdiéndome de su vista de momento.

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Mensaje por Hitomi Jue Ago 16, 2012 5:54 am

No respondí a las palabras del ángel, simplemente las guarde en mi cabeza para contestar en el momento oportuno a aquel comentario. Puse mucha atención en el tono de su voz y por supuesto también en sus palabras aunque la verdad es que me olvide un poco de sus acciones; gracias a aquel error mío, unos segundos más tarde después de aquel comentario mi querida barra de chocolate era retirada de mi mano y mis ojos seguían a detalle el invisible camino que la mano ajena hacia al llevar mi barra de chocolate hasta su bolsillo. No me moví ni tuve reacción alguna muy notoria por aquella acción contraria, simplemente me dedique a escuchar y seguir observando atentamente dejando que el otro se moviera como quisiese.

Debo admitir que al escucharle hablar de aquel lugar al que íbamos como un secreto, me sentí bastante intrigado, por unos segundos me perdí pensando en qué lugar podía ser ese aunque igual nunca adivinaría puesto que jamás me habia tomado el tiempo para inspeccionar aquel lugar, con trabajos conocía la anterior y enorme habitación en la que habíamos estado. Mis pensamientos se vieron interrumpidos por aquella voz que mencionaba haber olvidado decirme algo, mi cabeza finalmente se giro en la dirección en la que estaba el cuerpo del contrario y le seguí con la mirada observando cómo retrocedía y regresaba hasta el lugar donde me encontraba yo, inmóvil. Permanecí inmutable a pesar de ese… sencillo roce de una de las manos del contrario sobre mi mejilla, después de todo no era una caricia merecedora de una reacción. Mi vista no se centro por mucho en los ojos ajenos, de hecho casi inmediatamente se desvió hacia aquel botón que nuevamente se encontraba abotonado, entonces… espere aquello que ya sabía que diría aunque no predecía exactamente las palabras que usaría. La verdad es que para ser la persona cuidadosa que parecía ser, sus palabras no fueron las mejores seleccionadas, pensar en ello hizo que no diera demasiada importancia a sus acciones aunque como un simple reflejo di un notable, digamos exagerado pestañeo al sentir ese pequeño golpe sobre la punta de mi nariz. Habia permanecido demasiado quieto, demasiado callado, poniendo mucha atención en aquellas palabras, escuchando con cuidado y finalmente cuando el contrario termino de hablar y continuo caminando hasta perderse de mi vista, decidí seguirle rápidamente manteniéndome aun en completo silencio.

-¿Sabes? Me parece perfecto el que seas tan… directo por decirlo de algún modo…-

Dije cuando finalmente decidí romper el silencio tras encontrarme de nueva cuenta a 6 o 7 pasos detrás del ángel y mientras con una de mis manos me dedicaba a retirar el segundo cinturón que llevaba de adorno nuevamente volví a hablar.

-Eso evita que yo pueda llegar a perder mí tiempo…-

Justo tras aquellas palabras estire mi mano libre y tome de la muñeca una de las suyas, jalándole con fuerza para obligarle a voltearse y mirarme, rápidamente y sin perder tiempo con la mano en la que llevaba mi cinturón empuje hacia atrás la otra mano del ángel y así pude sostener ambas muñecas con una de mis manos justo detrás de su espalda. Inmediatamente hice un amarre con mi cinturón alrededor de las muñecas ajenas y mientras me aseguraba de que dicho amarre fuera fuerte y firme, fui empujando con mi cuerpo el de él mayor hasta hacer que la espalda del mismo chocara contra una de las paredes de aquellos pasillos por los que habíamos caminado. Sin embargo inmediatamente después del choque de su espalda contra la pared, tire de sus brazos hacia abajo con tal fuerza que obligue a su cuerpo a arquearse con tal de no terminar por dislocarle los brazos. Tenía su cabeza recargada contra la pared y el resto de su cuerpo un poco alejado de la misma, el que su vista se viera forzada a mirar hacia el techo era para mí de cierto modo una ventaja.

Aquello pudo ser algo impulsivo pero así era yo y ya no habia vuelta atrás, tenía al ángel justo como le quería y debía aprovechar aquella oportunidad. Solté un prolongado suspiro antes de empezar a moverme de nuevo y tras ello metí una de mis piernas entre las ajenas, flexionándole lo necesario como para presionar fuertemente la entrepierna ajena con parte de mi muslo mientras que agachaba un poco mi rostro para acercar mis labios a ese botón que el otro se habia encargado de abotonar cuando mi tarea habia sido la contraria a esa. Tome el botón entre mis dientes y de un pequeño tirón le arranque de la tela de su camisa para tras ello depositar el pequeño botón en mi mano libre que se habia levantado a una altura en la que me fuera sencillo depositar aquel pequeño objeto dentro de mi boca en la palma de mi enguantada mano. Entonces después de deshacerme de aquel botón opte por hablar en un tono de voz ciertamente bajo y tranquilo.

-“para tu estirpe, ese tipo de “acciones” son algo muy natural quizás…”-

Repetí las palabras del otro más que nada para mí mismo y después de una breve pausa continúe.

-Me sorprende que alguien como tu use esas palabras sin el menor cuidado… y no me mal entiendas, no espero que me temas ni nada por el estilo es solo que… si ya me has rechazado sin siquiera haberme insinuado realmente; y lo has hecho con mucha elegancia e inteligencia, esas palabras han sido descuidadas en comparación al resto de lo que has dicho…-

Guarde silencio por unos instantes y me agache un poco mas yendo hacia el siguiente botón para arrancarle de la solapa de su camisa al igual que habia hecho con el anterior sin embargo esta vez, después de arrancar dicho botón no me detuve a seguir hablando simplemente continúe con el siguiente hasta darme cuenta que el obscuro chaleco que llevaba puesto también me estorbaba, entonces ya no fueron solo los botones de su camisa los que fueron cayendo de uno en uno en la palma de mi mano, sino que también los botones de su chaleco que eran algo mas grandes empezaron a caer en la misma. Conforme iba avanzando con los botones, tenía que ir agachándome un poco mas y conforme me agachaba aquella pierna entre las del más alto se flexionaba un poco más, presionando aun con más fuerza aquella sensible zona del contrario. Una vez que termine con aquella labor de retirar uno a uno los botones de su chaleco y camisa, con mi nariz, empuje ligeramente la tela de ambos para dejar un poco de la piel del centro de su torso al descubierto y justo por arriba del ombligo del ángel pegue mi lengua a la piel de su torso y comencé a subir por la mitad de todo este hasta llegar a su cuello, allí despegue mi lengua de su piel y recargue mi mentón sobre el suyo mientras que la mano en la que sostenía los botones de sus prendas iba a depositar los mismos en uno de los bolsillos de mi chaqueta.

- Esto, no es una cuestión de estirpe… el que tu hayas nacido entre la virtud y yo entre el pecado no te hace muy diferente de mi y tampoco inmune a estas acciones… es la fuerza de voluntad de cada ser para combatir los deseos… “impuros”… lo que diferencia a los que habitan en este mundo… y sabiendo que aquello es verdad eliges hablar de mí estirpe con palabras tan pobremente seleccionadas de tu vocabulario y además refiriéndote a una… digamos característica que no solo se ve en nosotros.-

Tras aquellas palabras mientras negaba levemente con la cabeza entre una pequeña sonrisa dibujada en mis labios, lleve aquella mano ahora libre de sus botones a tomar el sombrero en su cabeza para retirarle nuevamente de la misma y ponerle de nueva cuenta sobre la mía.

-Uhm por cierto… Hay una enorme diferencia entre obtener y pensar y entre ambas palabras hay un trecho demasiado grande… así que no te equivoques… las pequeñas travesuras nada tienen que ver con los “intentos” de alguien como yo al momento de desear obtener algo… y Hasta donde yo sé… aun no me propongo nada contigo…-

Sonrei de costado y retire mi mentón del ajeno, llevando de nueva cuenta mi lengua a su mentón y deslizando la misma por su cuello, deteniéndome en la pequeña curvatura que representaba “la manzana de Adán” y justo en ese lugar encaje mis dientes con fuerza al mismo tiempo que propinaba una tremenda succión a ese pálido trozo de su piel, dejando una notable marca en ese lugar antes de continuar el recorrido de mi lengua que nuevamente hacia un pequeño camino por la mitad de su torso sin embargo esta vez me detuve a la altura de su pecho, para con mi nariz, empujar la tela de su ropa de lado derecho hasta lograr dejar al descubierto uno de los pezones ajenos al cual inmediatamente al tener en la mira propine algunas lamidas, teniendo cuidado de que a cualquier movimiento de el cuerpo ajeno, jalar con fuerza de sus manos hacia abajo advirtiendo de lo que podía pasar de moverse demasiado. Con mi lengua di un par de vueltas delineando la aureola de su pezón y finalmente le tome entre mis labios para succionarle con fuerza y seguido de ello pescarle entre los dientes y echar mi cabeza hacia atrás lentamente dejando que ese pedazo de carne resbalara de entre mis dientes.

-Oh si una cosa más…-

Dije mientras me volvía a enderezar, levante un poco mas mi pierna procurando dejar mi rodilla contra su ingle izquierda, causando también algo de dolor por la presión pero dejando con cierta libertad su entrepierna para mi siguiente movimiento, coloque aquella mano que mantenía libre en su pecho y le fui deslizando lentamente por su abdomen hasta su vientre bajo, topándome con el borde de su pantalón y apresurándome a desabrochar el broche de su cinturón mientras continuaba hablando.

-¿Tu crees que soy tonto o como tu; demasiado seguro de mi mismo?, claro que se el precio que algunas cosas tienen sin embargo yo no soy tan cobarde como para temer pagar por las cosas que a mi se me antojen… o tu qué piensas angelito… ¿Que vale la pena gastar tu existencia con las cosas seguras y por las que no tienes que dar nada a cambio?...-

Justo en ese momento el tono de mi voz se volvió mas frio y duro, mi mano que ya se habia encargado del estorboso cinturón ajeno, jugueteaba con el botón de su pantalón entre los dedos y finalmente de un fuerte tirón termine por arrancar aquel botón también, el cual se fue directo al bolsillo de mi chaqueta para reunirse con sus demás… ‘compañeros’.

-Sabes… la verdad es que no me imagino tu razón para ese comentario tan fuera de lugar…-

Justo entre aquellas palabras el cierre del pantalón ajeno fue bajado por mi mano de manera algo brusca, para luego volver a subir dirigiéndose nuevamente al borde de sus pantalones para conseguir que uno a uno mis dedos se fueran adentrando no solo bajo sus pantalones sino también bajo su prenda interior. Mi mano debajo de los interiores ajenos se fue deslizando muy lentamente por su pubis hasta llegar a recorrer la extensión del miembro ajeno, presionándole con cierta fuerza aunque no hice ninguna caricia mas allá de eso, simplemente baje y subí mi mano por la extensión de su miembro frotando la tela de mi guante contra la delicada piel de su pene hasta sacar mi mano de nuevo de debajo de sus ropas.

-Bueno angelito te dejo… pero antes… me llevo un recuerdo… -

Sonrei de costado mostrando cierto toque malicioso en aquella sonrisa y acerque mis labios a los ajenos, quedándome a escasos milímetros de los mismos, sacando mi lengua para repartir pequeñas lamidas sobre el labio inferior del ángel hasta que finalmente mi lengua se topo con aquel piercing en el lado izquierdo de su labio. Tome una de las pequeñas esferitas del mismo entre mis dientes y tire con fuerza de la misma, arrancando el piercing de su labio y creando una herida que atravesaba por completo su labio. Deje aquel pequeño objeto dentro de mi boca, acomodándole en el pequeño espacio del interior de mi mejilla, para así poder acercarme a tomar entre mis labios el inferior ajeno y succionarle en repetidas ocasiones hasta que ese pequeño rio de sangre que yo mismo habia provocado, quedara convertido a simples gotitas que salían al azar de aquella herida que muy lentamente se iba cerrando. No me moleste en limpiar las manchas de sangre que habían quedado en su barbilla, simplemente me aleje de su rostro y retire mi pierna de su ingle aunque mantuve sus manos aun fuertemente agarradas.

-Puedes quedarte con la barra de chocolate… considéralo un regalo…-

Susurre entre una tenue sonrisa de costado y finalmente solté sus manos aunque no les deje libres del amarre de mi cinturón. Di media vuelta dejando a mi angelical compañía en aquel lugar y empecé a caminar alejándome del mismo y caminando hacia la enorme habitación principal de aquella construcción mientras decía en un tono bastante alto.

-Que te diviertas angelito!.-

Mi idea en si era salir de aquel lugar, sabía que el otro era demasiado pacífico como para buscar venganza asi que no iba a quedarme para aburrirme y seguir llenándome de polvo y demás cosas sin embargo una vez que estuve cerca de las puertas de la entrada principal escuche un pequeño maullido que apenas y hubiese sido audible para algún humano pero para mí era perfectamente perceptible, gire mi rostro y observe un pequeño gato, bastante tierno a decir vedad en colores café y beige, sus ojos eran tiernos y grandes y con una de sus pequeñas patas jugueteaba con una pequeña piedra o algo así ya que por la distancia a la que se encontraba de mi no alcanzaba a ver perfectamente ese pequeño detalle.

El pequeño gato se fue a juguetear en la pequeña habitación detrás del altar, perdiéndose por aquella puerta a uno de los costados del mismo, dude el seguir dentro de aquella construcción con el ángel aun dentro pero no tenía conocimiento de ángeles vengativos así que despreocupadamente mientras aun jugaba con la pertenencia ajena en mi boca camine detrás de aquel gato hasta la pequeña habitación detrás del altar, no vi gran cosa la verdad, algunos muebles viejos y desgastados a los cuales les faltaban algunas patas, algunas ropas desgastadas tiradas, viejos rosarios olvidados y hasta una biblia de la cual como forma de burla procure mantenerme alejado además de que cada que mi vista se topaba con ella formaba una mueca de desagrado. Finalmente halle al pequeño gato y debo admitir que batalle para poder atraparlo pero luego de algunos minutos conseguí tomarle en una de mis manos y levantarle a la altura de mi rostro observándole detenidamente.

-¿Y tú qué haces aquí?

Observe al animal por un rato mas jugueteando con sus patitas, era verdaderamente una monada y ya que no podía tener un ángel tan bello como mascota me llevaría al gatito aunque parecía un poco ansioso por juguetear con algo, así que me tome unos instantes más para buscar algo que fuera de su entretenimiento.
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Mensaje por Sono Mar Ago 21, 2012 9:46 pm

Mantenía la incertidumbre de si aquel joven demonio me seguiría o no, aunque bueno era decisión suya el hacerlo o no, pero realmente una parte de mi hubiera querido que lo hiciera por ello, cuando escuche el sonido de su voz y sus pasos avanzando me fue inevitable el no voltear con una leve sonrisa, apenas digiriendo lo que había dicho lo que para mi sorpresa fue recibido con el tirón de mi muñeca por la mano ajena. Fruncí el seño claramente y un suspiro abandono mis labios ante las acciones de aquel pequeño demonio, sin embargo no objete de ninguna manera. ¿Quería hacer berrinche? Bien, que lo hiciera, no era la niñera de nadie ni estaba para seguirle el juego para darle gusto, por lo que me quede técnicamente quieto con la mirada hacia el techo.
Cerré mis ojos y aunque varias veces estuve tentado a al menos deshacerme de aquella pierna entre las mías pero solo enmarque un mohín en mi rostro y continúe en aquella posición que ni tardo ni perezoso aquel demonio empezó a hacer mas de su ventaja. Sentía el jalón de mi prenda, y escuchaba el lejano sonido de los botones al ser arrancados por su boca y finalmente a lo único que me moleste en prestar algo de atención, fue a sus palabras.
Ciertamente, como el decía quizá había hablado sin pensar, pero a esas alturas, sabia que modificarlas, arrepentirme o quizá llegar a disculparme de haberle ofendido no era algo viable y realmente no lo vi necesario ya que prácticamente quedaría de mas al tema, así que me decidí por únicamente continuar prestando atención, con mi rostro algo agachado, lo mas que podía y mi vista en sus acciones al igual que mi atención en sus palabras únicamente. La humedad de la saliva ajena hizo que torciera los labios y solo en ese momento los dedos de mis manos se crisparon un poco para luego, casi de inmediato cerrarse haciendo un leve puño mientras que en mis ojos se manifestaba un dejo de desagrado para con aquel demonio.
Suspire ante sus acciones, no tanto por aquel hormigueo que estas llegaran a provocar sobre mi piel si no por el hecho de lo que hacia. Negué con la cabeza y deje esta ladeada, ignorando completamente sus acciones, estremeciéndome si, claro, era inevitable ello; el cuerpo reacciona por voluntad propia ante esas situaciones, es el instinto de la parte humana que es nuestro cuerpo, pero mi consciencia estaba totalmente alejada de esas acciones por parte del contrario y únicamente mantenía esa mueca en mi rostro, mismo que se ladeaba únicamente para mirar a aquel demonio mientras hablaba.
-Claro que no… si quieres algo es obvio que… harás lo que deseas por ese cometido sin importar que… me parece, que estas tomando mis palabras demasiado a pecho ¿No lo crees? Creo, que eres muy inteligente, en ningún momento salió la opinión de que eras un tonto de mis labios; eso, lo haz dicho tú pequeño…-
Hablaba con calma, como quien le explica algo complicado a un niño, solo quizá cuidando lo que pudiera tomar a mal aquel demonio que mas que enfadado o indignado por lo que había dicho, pareciera estar en medio de un desequilibrio hormonal y por ello le había afectado tanto.
-Sé que podría dar razones y demás, pero no creo que sea lo que quieres. Y si te doy la razón que pides, quizá entremos en mas de esta… “discusión” en donde mas bien parece que eres el único que llora dentro de un vaso de agua… así que, me reservo mis opiniones pequeño… para cuando seas lo suficientemente maduro… y no estoy diciendo que yo lo sea, simplemente deja de hacer berrinches tan exagerados y con gusto nos sentaremos a hablar…-
Esta vez, el mohín se marco ante su vista y aunque tenia su mano entre mis pantalones y mi prenda interior, trate de que ello fuera lo mas indiferente posible, aunque claro no pude evitar que mis caderas se retrajeran tratando de alejarse de aquella mano. Por mi garganta se deslizo pesada saliva y nuevamente suspire con fastidio esperando simplemente a aquel pequeño demonio se alejara, cosa que tras unos minutos hizo sin mas; a pesar de que tenia mis manos aun atadas, pude sentir un tanto de alivio ya que aquellos incómodos roses finalmente habían terminado. Mantuve la mirada en la suya a partir de ese punto, manteniendo un semblante tranquilo y ahora distante y aunque el acercamiento de su rostro y nuevamente esa humedad de su saliva me hicieron echar la cabeza para atrás, ello no fue lo suficiente como para evitar que aquella pieza en mi labio fuera arrancada.
Mis ojos se entrecerraron de golpe y un sonido se ahogo en mi garganta. Ya no preste atención a su lengua que limpiaba la herida si no a esta en si y en hacer uso de todo mí poder para hacerle sanar rápido. Le seguí con la mirada, finalmente el sitio entre mis piernas era liberado de las suyas y solo entonces pude suspirar con algo de alivio y decepción por lo reciente. Lo primero que tenia, era el atar de mis manos, bien, mis dedos de encargaron de moverse al fin para ir corriendo la extensión de aquel cinturón y así, de a poco soltar este, aflojándolo lo suficiente para solo remover las manos y dejar que este cayera al piso.
La herida de mi labio tardaría un poco mas en sanar y aun sentía un ligero escozor en ella, así que me dedique a acomodar mis prendas lo mejor que pude para continuar andando. Ya no podía hacer nada con los botones de mi camisa y chaleco así que, simplemente sacudí mis prendas un poco y opte por dejarles así para luego acomodar mi pantalón, con el cierre de este bien ajustado para reemplazar en un porcentaje al botón que faltaba. Bien, no iba a detener mi recorrido; así que simplemente deje ese encuentro como el mal sabor de boca del día; por ello, así que una vez que me arregle lo mejor que pude, continué avanzando por aquel pasillo. Mi objetivo era una vieja sala de música, ansiaba ver los instrumentos que pertenecían a los niños que ahí llegaron a tocar y si, al llegar a la puerta y atravesar la misma, justamente ahí estaban todos en deplorables estados.
De entre tantos instrumentos, cellos, guitarras y demás, había un pequeño maletín que llamo de inmediato mi atención ya que además de contar con un viejo adorno en el mango, que constaba de algunas cintas de colores blancos y rojos y al final de estas había algunos cascabeles y demás infantiles adornos, recordaba con algo de alegría a quien pertenecía. Me acerque a aquel maletín y con cuidado tome este para destaparle una vez que estuvo en mis brazos. Aquel instrumento, de entre tantos, aun permanecía en perfectas condiciones; empolvado si, pero estaba bien como para tocarle.
-Seguramente extrañas a tu dueña…-
Dije con cierta nostalgia y cerré el maletín para luego abandonar aquella habitación. Regresaría a la sala de piano y luego abandonaría el sitio, ya no estaba de humor para tocar, además de que me había encontrado con algo bastante valioso que tenia que ser devuelto. Caminaba por los pasillos, con aquel maletín en mano y en las paredes chocaba el eco de mis pasos y el tintinear de aquellos cascabeles al golpearse. Al llegar a la sala de piano, me vino el recuerdo de hacia un rato con aquel demonio, de entre mis labios salió un suspiro y decidí seguir de largo hacia una habitación que me daría acceso a la salida trasera.
Para mi gran sorpresa, al llegar a ese sitio, observe la ahora ya familiar figura de aquel demonio. Detuve mi paso de golpe y aquellos cascabeles volvieron a chocar, ocasionando un profundo tintineo en la habitación. Aunque aquel sonido no fuera en ese momento relevante, al parecer atrajo la atención de un tercero a quien apenas camino con timidez hacia mí al ver aquellas cintas que pendían del maletín que llevaba en mano. Sin prestarle atención a aquel demonio, me agache frente a aquel curioso felino y ante sus ojos comencé a mover aquellas cintas, provocándolas para que le quisiera tomarlas.
-¿Te gustan? Lo siento, pero no puedo dejártelas… he de ir a regresarlas, pero…-
Le hable al pequeño gato y con mi mano libre lo atraje hacia mi para levantarle en mi brazo al tiempo que yo lo hacia.
-Si la dueña acepta… bien podría obsequiártelas, así que, vamos a ver que dice…-
Murmure con una sonrisa en mi rostro y me lleve aquel maletín junto con el pequeño felino. Mis pasos, y la puerta a donde me dirigía, me obligaron a pasar por aun lado de donde estaba aquel pequeño demonio y aunque mire de soslayo mi sombrero en su cabeza, me limite a volver la mirada únicamente para dedicarle una leve sonrisa amena y una leve reverencia con la cabeza, para luego, caminar hacia aquella puerta trasera que me llevaría a mi siguiente destino; comencé a avanzar por el patio trasero de aquella iglesia, ya que primeramente debía atravesar este si quería llegar rápido al lugar donde iba, pero iba en un paso calmo y tranquilo, mi herida ya estaba completamente limpia así que ya no me preocupaba por nada mas que no fuera el mantener quieto a aquel felino que insistía en juguetear con mis dedos de a ratos oh llegar a morderlos, obligándome a soltar pequeñas risas.

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Mensaje por Hitomi Miér Ago 22, 2012 5:26 am

Habia dejado al pequeño gato en el suelo para así poder buscar de manera libre algo para entretenerle, sin embargo quien habia terminado entretenido habia sido yo. Me encontraba de cuclillas junto a un pequeño mueble, en una de mis manos sostenía un rosario que parecía ser de plata aunque cubierto de polvo y bastante sucio. Era algo sencillo aunque la pequeña cruz que colgaba de la cadena del rosario tenía varios pequeños adornos además de una figurilla tallada del hijo de dios… bueno no me agradaba aquella pequeña figurita sin embargo el diseño de la pequeña cruz era muy bello. Justamente me levantaba con aquel objeto en mi mano cuando al “regresar a la realidad” capte ese sonido de tintineo de lo que parecía ser eran un par de cascabeles. Mi vista se fue directamente hacia el pequeño gato que comenzó a avanzar dudosamente a quien acababa de entrar en aquella pequeña habitación. No evite ni me preocupe por ese acercamiento entre el ángel y el gato aunque de reojo alcance a observar que le tomaba con una de sus manos para levantarle y bueno el gato se habia acercado voluntariamente a él así que yo no tenía por qué evitar que se lo llevara.

Antes de que el contrario saliera por la puerta trasera, sin siquiera mirarle regrese a la enorme habitación donde yacía el olvidado piano, recogí un par de piedras del suelo en el camino y fui rápidamente a subirme en la empolvada tapa del enorme piano, sentándome en ella sin importar llenar mis ropas del polvo, dejando las pequeñas piedras sobre esta y finalmente terminando por recostarme sobre la misma, antes retirando el sombrero ajeno de mi cabeza y dejándolo recargado sobre mi pecho. Allí recostado sobre el polvo y la vieja tapa de un piano agudizaba mi oído escuchando los calmados pasos del otro con atención, sabiendo que la distancia que habia recorrido aun era poca. Mi idea era esperar a que se fuera pero yo quieto me aburría en extremo así que en lo que el otro se alejaba con su paso calmado saque los botones que habia dentro de uno de los bolsillos de mi chaqueta y les sostuve en una de mis manos mientras que con la libre iba tomando de uno en uno para aventarlos hacia un enorme crucifijo situado frente a mí a una altura de 3 o 4 metros. –pfff… estúpido gato… pero tienes razón… si quiero lealtad debería comprar un perro…- dije en un susurro como si aquella imagen me lo hubiese recordado.

Los botones golpeaban el rostro de la enorme figura en el crucifijo, golpeaban sus manos, aquellos lugares donde veía la representación de los clavos, e incluso esas zonas donde se alcanzaba a notar la corona de espinas. Aunque ya más lejanos aun escuchaba los pasos del ángel e incluso esas risas que soltaba sabría dios porque. A veces alcanzaba a percibir pequeños maullidos del pequeño minino y esos fastidiosos cascabeles que eran quienes más sonaban entre paso y paso que aquel ser de luz daba. Los botones se me habían acabado, en realidad eran pocos para si quiera entretenerme, entonces cambie aquello por las piedras que habia dejado sobre la tapa del piano, las cuales eran considerablemente más grandes que los botones y nuevamente empecé con mi lanzamiento de objetos. Las piedras lograban formar algunas raspaduras en la imagen poco conservada pero que mas daba peor no se podía ver.

En algún momento me distraje y deje de poner atención a aquellos pasos que seguían alejándose y también a mis acciones por lo que la mano que aventaba una piedra se movió de forma tan brusca que aquella piedra fue a estamparse contra uno de los ventanales que aun quedaba más o menos completo aunque estrellado, ya que el vidrio estaba resentido termino por romperse y los pedazos de vidrio cayeron al suelo tanto fuera como dentro de la construcción. –Demonios!.- Exclame por aquella distracción mía que habia causado tal estruendo y me incorpore de nuevo para quedar sentado sobre aquel piano mientras retiraba el sombrero de mi pecho y le dejaba de lado. – ¿Supongo que no vas a enfadarte por un ventanal no?.- Dije en tono de burla a la imagen frente a mí, observaba esos ojos apenas visibles que por la inclinación del rostro se notaba que no me observaban a mí, sino al techo o bueno hace muchísimos años habrían mirado el cielo con un vivo dolor.

Ya no me concentraba en seguir los pasos del otro con el oído, imaginaba que ya estaría muy lejos así que tenia la construcción entera para jugar, entonces recordé que la cosa sobre la que estaba sentado era un instrumento musical y si bien no era mi favorito sabia tocarlo aunque pensaba yo que no con mucha destreza. –Ya se para que no te enfades te tocare algo, pero solo por ser tu… - Dije aun usando mi tono burlón al hablar y finalmente me baje de aquel instrumento, llevando mis manos a sacudir mis ropas. Lleve una de mis manos a mi boca sacando el piercing ajeno que todo aquel rato habia permanecido escondido en el hueco de la parte interior de mi mejilla y le lleve a ser depositado en el bolso de mi chaqueta.

Me fui a sentar en el banco del piano y con tres de mis dedos acaricie todas y cada una de las teclas del piano de manera horizontal, yendo de un extremo a otro para finalmente levantar ambas manos y empezar a tocar una sencilla melodía que hacía tiempo habia escuchado en una película aunque el dueto sonaba mejor que el solo. El empiezo era calmado, también un poco melancólico aunque era bastante bello pero todo lo medianamente o en extremo melancólico sonaba bien en el piano. Tal vez por eso no me gustaba tanto. Entonces llegaba a la parte más rápida y alterada de la melodía para segundos después volver a bajar y tocar de manera más calmada. – Esto se siente como un orgasmo a medias…- Susurre para mi mismo entre una suave y corta risa, tratando de no entrar demasiado en el sentimiento de la melodía mientras miraba de vez en cuando la imagen frente a mí.

Tras alrededor de tres minutos podía dar por finalizada la melodía e inmediatamente me levante del banquillo mientras estiraba una de mis manos, alcanzando el sombrero que aun yacía sobre el piano y colocándole de nuevo sobre mi cabeza, delineando con mi dedo índice y pulgar la orilla el mismo desde el costado derecho de mi cabeza hasta el izquierdo. Hice una pequeña reverencia a la imagen, de aquellas que hacen los músicos luego de tocar sus piezas y camine para alejarme del piano, no sin antes volver a bajar su tapa y cubrir las ya ahora blancas teclas del piano. Rápidamente, a grandes zancadas empecé a caminar hacia las puertas principales de la iglesia y al llegar a ellas les abrí completamente como si fuesen las puertas de mi propia casa. Me recargue en una de las puertas y me quede unos instantes observando el azul cielo, parecía ser un buen día, demasiado bueno diría pero era muy diferente lo que parecía de lo que realmente era. Saque de mi bolsillo la ultima barra de chocolate que me quedaba, le saque de su envoltorio y sin dejar de mirar aquel alegre cielo empecé a comerme aquella barra a grandes bocados, pensando que luego tendría que ir a comprar más chocolate, aunque por ahora, era demasiado temprano para volver a casa, por ahora debía pensar que haría luego de salir de allí.
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Mensaje por Sono Lun Ago 27, 2012 5:25 am

Mis dedos bailoteaban, jugando con aquel pequeño gato que ahora me acompañaba y aunque realmente sabia que no haría algo al respecto, no pude evitar el hecho de dar una rápida mirada hacia atrás, al lugar donde se había quedado aquel joven demonio. Negué con la cabeza y continúe mi camino hacia el lugar a donde me dirigía, un pequeño cementerio tras la iglesia.
Nuevamente me vino aquella nostalgia y la imagen de la pequeña dueña de aquel instrumento en el maletín vino a mi cabeza. Antes, hacia ya algunos años ese lugar albergaba a niños sin hogar no eran muchos claro, dado lo pequeño del lugar y los recursos limitados de este pero quizá habría al menos unos diez y entre ellos había una pequeña niña que tocaba el violín. De vez en cuando, interpretábamos alguna que otra melodía juntos y justamente al ver aquel maletín con sus cascabeles, supe que era de ella. Sabia donde se encontraba ahora, ella yacía ahí, en el cementerio del lugar y no tarde realmente mucho en encontrar la lapida perteneciente a su tumba.
En aquel sitio, tras su perdida, se había armado un pequeño cancel en donde se manifestaban eventualmente enredaderas con pequeñas flores blancas que le adornaban. Atravesé el pequeño cancel y sobre aquella lapida coloque aquel maletín para luego agacharme de a poco.
-Supongo que ahora estarás mas tranquila…-
Sonreí con algo de nostalgia y acaricie el grabado de su nombre en la piedra. Aquel cementerio no estaba muy lejos de la iglesia y aunque como un lejano eco, se escuchaba la melodia a piano que salía de entre las paredes invadiendo el sitio. Sonreí un poco más amplio y deje al pequeño gato en el suelo para luego retirar una cinta dueña de un pequeño cascabel de aquel maletín.
-Este, lo tomare prestado… para mi… y este…-
Dije y retire una cinta un poco mas corta.
-Es para el pequeño gato, que me ha acompañado hasta aquí para visitarte… ¿De acuerdo?...-
Me gire un poco en mi eje, sin perder una posición de cuclillas y al cuello de aquel gato, puse la cinta mas corta dejando suelto el cascabel que tintineaba entre cada pequeño mover del gato.
-Creo que estarás más a gusto si ese dulce tintineo que tanto te gustaba continua escuchándose por aquí…-
Murmure y me levante finalmente. Ya no levante al pequeño gato, si quería seguirme lo haría, si no seria su decisión, igual que con aquel pequeño demonio. Empecé a caminar de regreso, jugueteando con aquella cinta entre mis dedos. Aun escuchaba la melodía, suave, rápida, suave de nuevo… cerré mis ojos trate de escucharla lo mejor que podía mientras caminaba de regreso y entonces, se detuvo.
Al final de aquella canción, abrí mis ojos y me adentre nuevamente hacia la iglesia. Un sonido hueco atrajo mi atención, el de la tapa del piano al chocar y de inmediato supe en donde se encontraba aquel pequeño demonio. Con una leve sonrisa cambie la dirección de mi paso para poder dirigirme al lugar donde estaba y basto con el vagar unos instantes la mirada para ubicar su esbelta figura sobre una de las puertas de la entrada. Me fui acercando lentamente, mientras que observaba con diversión la manera en la que engullía aquel chocolate.
-No me imagine, que supieras tocar pequeño….-
Dije y me acomode a sus espaldas, sosteniendo aquella larga cinta con el pequeño cascabel, misma que enrolle en torno a su cuello y antes de que pudiera hacer algo, la ate para que no se la quitara tan fácil.
-Considéralo un pequeño premio y obsequio… Premio por lo bella de la melodía y obsequio por parte de alguien mas, por haberle dado un poco mas de vida a este lugar tan olvidado…-
Murmure y avance unos pasos hasta colocarme a su lado, dirigiendo la mirada a donde él veía, para luego mirarle y buscar sus ojos.
-Imagino que ya debes estar mas calmado…-
Dije y le dedique una pequeña sonrisa antes de elevar una de mis manos hacia su cabeza para retirar mi pertenencia de esta y regresarla a su lugar, mi cabeza.
-Mi estadía aquí, ha terminado… -
Dije finalmente y lleve aquella mano, tras acomodar mi sombrero a su cabeza, para revolver su cabello…
-Fue un encuentro bueno… corto y con sus altos y bajos pero bueno al fin y al cabo… -
Empecé a decir y eleve la mirada. Ciertamente no era aun de tarde y hacia un buen día, mucho sol y aun bastante fresco, tranquilo, así que no, aun no deseaba volver a donde me había estado quedando en aquella estadía en la tierra humana.
-Hace un día bueno ¿No lo crees? Dime ¿Harás mas travesuras aquí? Oh ¿tienes algo mas que hacer ahora?...-
Meditaba internamente el que hacer, muy pese a lo que había pasado anteriormente no me molestaba en guardar rencor por algo que había pasado, ya había hecho lo que había ido a hacer al sitio y además, me tope con el pequeño demonio quien muy pese a su comportamiento, aunque no lo supiera me había dejado ver algo con esto ultimo que quizá nadie se había dado el tiempo de tomar en cuenta. Sin decir nada antes de ello, di un par de pasos y acomode delante de él. Le mire fijamente a los ojos por un momento, sin decir palabra alguna y volví la mirada al pequeño cascabel que ahora pendía de su cuello. Le dedique una pequeña sonrisa y levante una de mis manos hacia ese pequeño cascabel al cual di un pequeño golpe con la punta de mi dedo índice haciéndole sonar un poco.
-Hace mucho… escuche decir a la dueña de ese cascabel… cuando esto estaba lleno de niños… hubo un en particular… que cuando recién llego al sitio se encargaba de hacer travesuras y molestar a los demás… justamente así como lo haz hecho hoy… -
Reí un poco y leve mi dedo hacia su frente en donde comencé a retirar los cabellos que cubrían esta mientras continuaba.
-Recuerdo que, una vez todos lo acusaron de una forma un tanto precipitada… entonces, la dueña del cascabel dijo que “A veces, nuestro comportamiento es una llamada de atención para los demás…” y luego, hizo esto con aquel niño…-
Le dedique una leve sonrisa amena y retire el último mechón que cubría su frente para posteriormente, acercarme y darle un pequeño beso en esta a la vez que mi mano bajaba dirigiéndose tras su espalda, llevando así a que mi brazo envolviera un poco el cuerpo de aquel pequeño pelinegro en un cálido abrazo.
-Y quizá no sea tu caso… pero… -
Levante un poco mi rostro, lo suficiente para apoyar mi mentón en su cabeza, la cual ahora acariciaba mi otra mano con suavidad y un pequeño dejo de terneza.
-Si te sientes solo… siempre puedes venir a conversar un rato conmigo… -
Murmure y aunque quizá en ese momento era seguir por romper el abrazo y dejarle, de alguna manera era una sensación nueva e interesante el mimar de aquella manera a un demonio, me llamaba la atención, ver como reaccionaria, que diría… pero por sobre todo, como se sentiría ante aquello, así que en lugar de separarme, retire mi mano de las caricias que dejaba sobre su cabeza y la emplee en abrazarle de mejor manera. Con calma, con terneza y sin dejar de lado la tibieza que deseaba demostrar con el abrazo.
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Mensaje por Hitomi Vie Ago 31, 2012 2:23 am

Mientas me encontraba algo perdido en mis pensamientos aquella voz perteneciente a esa persona que yo creía ya no estaba ni cerca de la iglesia resonó en las paredes de la misma, muy a pesar de que el contrario no hubiese hablado demasiado fuerte.

No tendrías que haberlo imaginado de haber preguntado… -

Dije con cierta indiferencia sin alejar mí vista de ese paisaje frente a mis ojos, el cual extrañamente era posible de ver desde reminiscence. Gracias a que no prestaba atención al contrario aquello que ahora pendía de mi cuello me habia tomado por completo por sorpresa. Lleve una de mis manos a mi cuello, tirando de aquello que rodeaba el mismo notando que me era imposible retirármelo solo jalando.

Deje de tirar de aquello sujetado a mi cuello y me cruce de brazos, escuchando al otro procurando no comentar nada más de lo necesario. Sentí el ligero peso del sombrero ser retirado de mi cabeza por segunda vez sin embargo ante ello no replique, mi mirada y parte de mi atención seguían en ese paisaje del que no era parte, ese paisaje que no podía tocar y solo podía mirar de lejos. Finalmente cuando escuche aquellas interrogantes, sencillamente negué con la cabeza. No tenía nada que hacer tampoco deseaba hacer mas travesuras, ya habría más oportunidades y mas lugares y no, definitivamente no era un día bueno. Climáticamente hablando era perfecto, hermoso pero si hablaba de el día en general la verdad era como cualquier otro día.

De manera repentina mi vista se vio obstaculizada por la figura de aquella persona en frente de mi, mis ojos se clavaron brevemente en los ajenos hasta que escuche aquel sonido que tanto me molestaba, entonces baje un poco la mirada sin dejar de poner cierta atención a sus palabras. No me moleste por las acciones del mayor, después de todo yo habia sido más… atrevido para con el aunque eso no quería decir que le permitiría llegar a ser demasiado confiado. De forma repentina, una mueca de sorpresa se formo en mi rostro, aquel beso en mi frente me habia dejado algo confundido ya que me esperaba cualquier cosa menos aquello y claro mucho menos me imaginaba el abrazo que ahora el ángel formaba. Debido a la cercanía entre ambos, de nuevo me fue posible percibir ese aroma que se desprendía de la piel ajena y aunque de hecho no me agradaba del todo ese contacto entre ambos, permanecí quieto, dejando que el otro se moviese a gusto y dijera lo que le nacía decir.

En realidad no me puse a pensar mucho en sus palabras, de momento; para mí ninguna de ellas tenia verdadera importancia, solo lo que yo podía deducir de ellas, así mis deducciones fuesen equivocadas o no. Cuando finalmente dejo de hablar, espere unos minutos en silencio, entre los brazos del contrario tratando de sentir aquello que según decían las personas se sentía cuando… ¿te mimaban?... finalmente suspire de manera profunda al no sentir nada especial o diferente de la calidez del cuerpo ajeno y después de aquellos minutos levante mis manos para romper el abrazo con suavidad. Empujando ligeramente el cuerpo ajeno al tiempo que retrocedía un par de pasos. Hasta el momento no habia dicho nada y aun no lo haría, es mas ni siquiera tomaría en cuenta aquello último que habia dicho, simplemente lleve mi mano izquierda a encontrarse con la derecha, para hacerla tomar el borde del guante de mi mano derecha y tirar lentamente del mismo para retirármelo. Sacudí el guante y le mantuve agarrado en mi mano izquierda con mis dedos meñique y anular mientras mi mano derecha, ahora iba a mi nuca para desatar aquel nudo en la cinta del cascabel hecho por el contrario.

Sabes? No estoy muy seguro pero parece que tienes buenos recuerdos de la dueña de este cascabel~~.-

Dije finalmente al tiempo que lograba desatar aquella cinta. Con mis dos manos usando solo mis dedos índice y pulgar tome ambos extremos de la cinta, los junte sosteniéndoles con mi mano derecha y con la izquierda, con apenas los tres dedos que mantenía libres tome una de las manos del ángel, entreabriéndola para dejar caer el cascabel con todo y cinta en la palma de su mano, esto tratando de que la desnudez de mi mano derecha no tocara la piel ajena ya que yo podía ser un demonio pero uno bastante extraño con una especial forma de pensar.

Así que creo que mejor deberías conservarlo… además su ruido me fastidia…-

Dije en un tono algo más bajo mientras soltaba la mano ajena y empezaba a dar algunos pasos fuera de la iglesia. Una vez estuve a 10 o 12 pasos fuera de la misma, lleve mi mano derecha a sacudir mi cabello de aquel polvo que se habia pegado en el mismo al momento de recostarme en la sucia tapa del piano en el interior de la iglesia. Cuando finalmente creí que era suficiente, baje mi mano observando la piel de esta al sentir un ligero cosquilleo y es que la verdad era que así como era un demonio travieso, algo extraño que hablaba solo, tenía cierta debilidad que rara vez me causaba problemas, de hecho para ciertos aspectos era todo una ventaja. La blanquecina piel de mi mano empezó a cambiar de color tornándose de un tono rosado y ciertamente ese tenue cosquilleo se empezaba a volver algo insistente, sabía que aquello era por que lamentablemente parecía ser que en el mundo humano esa pequeña debilidad de tener una piel ciertamente sensible se intensificaba algo que me parecía ciertamente gracioso. Aquello que era como una pequeña alergia a ciertas cosas, me hacía sentir de algún modo un poco humano… débil… y aunque fuese extraño aquello no me molestaba por el contrario me fascinaba aunque jamás habia hablado de ese gusto mío por la debilidad. Note que habia olvidado por completo la presencia ajena por lo que inmediatamente, tras reaccionar eche un rápido soplido a mi mano antes de volver a cubrirle con el guante que me había retirado.

Tras aquello di media vuelta para observar al mayor a mis espaldas y recordé que habia dicho que ya se iba o al menos lo habia dado a entender, lo que me llevaba a tener curiosidad por sus siguientes planes aunque ni siquiera tenía total conocimiento de lo que habia hecho antes.

Bueno ya que tu estadía aquí a terminado…-

Cite al mayor con cierta burla por esas palabras que ciertamente me parecían un poco rebuscadas.

- Supongo que tendrás algo mejor que hacer no?.-

Mientras decía aquello me dedique a observar la fachada del lugar y entonces lo vi. Ese lugar que siempre habia llamado mi atención, jamás habia ido, el por qué realmente no lo sabía, solo nunca lo habia hecho. Aquel lugar era de los que menos tenían representaciones angelicales, aquellas que no me agradaban para nada. De hecho no había. Me distraje completamente y de forma intempestiva me gire dando un último vistazo a ese paisaje que habia observado con atención desde las puertas de la iglesia. Me pregunte durante unos instantes si realmente deseaba visitar aquel lugar después de todo no tendría gran cosa y bueno podía husmear entre los demás edificios abandonados aunque también me dije a mi mismo que no perdía nada con estar unos minutos allí. Recordé que volvía a olvidarme del ángel a mis espaldas así que volví a girarme preguntándome si es que el otro me habia dicho algo.

Bueno ya que no quiero interferir en tus planes… te dejo seguir tu camino~~ -

Dije sin estar muy seguro de si el otro me habia contestado o no y de cual habia sido su respuesta si es que la habia dado. La verdad ya habia tenido suficiente de ángeles maduros y compasivos por demonios “solitarios” y berrinchudos. Así que sin mirarle y pensando, no de hecho afirmando que el otro se sentiría mejor si le dejaba solo, me adentre de nueva cuenta en la iglesia, recordando de qué lado habia visto el campanario. La verdad ese lado completamente fácil de maravillar con ese dejo de infantilidad que yo tenía, no habia dudado en salir en cuanto observe aquel lugar que por alguna razón era tan llamativo para mí. Trate de caminar con tranquilidad sin embargo en algunos segundos empecé a trotar y luego casi a correr abriendo algunas de las puertas que la mayoría eran pequeñas bodegas o cuartitos especiales para algunos santos. Y finalmente encontré aquella habitación que guardaba unas escaleras en forma de caracol, subí por ellas rápidamente sin importar lo desgastada de la madera de las mismas hasta que llegue al campanario, tan amplio y hermoso como me lo habia imaginado. La campana yacía en medio de la pequeña habitación y en cada pared habia un arco con adornos que para mi buena suerte no eran angelicales o católicos.

Cuando me recargue en uno de aquellos arcos en uno de los costados me puse a observar el paisaje que habia visto desde la entrada de la iglesia y entonces empecé a pensar en esa breve anécdota y esas palabras. Entonces mis dedos se clavaron en el cemento y aquellas palabras a las que ahora realmente prestaba atención de algún modo me enfadaron. Habia hablado como si supiese algo de mí cuando en realidad no era así. Solté un prolongado suspiro y me deje caer al suelo sentado, cuidando el no golpear la campana, recargue mis manos en esa especie de marco y deje que mi mentón se recargara en el borde del mismo. Realmente era un buen lugar. Me agradaba aunque esas palabras que tal vez llevasen una buena intención consigo, no me dejaban en paz. De algún modo me molestaban y me hacían detestar a ese ángel, incluso tal vez por primera vez pensaba en generalizar.
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Mensaje por Sono Miér Sep 12, 2012 2:09 am

Me separe así como sus manos lo pedían, dando un paso hacia atrás. La verdad era que si esperaba aquello y que ya de por si era muy increíble que se hubiera quedado quieto durante aquel breve momento por lo que, con la intención de no molestarle me aleje en aquel momento que lo demandaba y me quede mirando como sacaba el cascabel de su cuello. Aquello fue un acto un tanto decepcionante para mi, ya que bueno siempre es decepcionante que te rechacen un regalo por mas extraño que este sea; así que cuando aquel cascabel estuvo en mi mano nuevamente, le apreté en esta mientras susurra.
-Si, así es…muchos en realidad…-
Di un pequeño suspiro y negué con la cabeza mientras alzaba aquel pequeño cascabel en el bolsillo de mi pantalón para luego mirarle con algo de seriedad y aun con aquel dejo de decepción en mi rostro.
-Pues es una lastima, que le fastidie su sonido… pequeño demonio…-
Murmure quizá algo… ¿Molesto? No, en realidad no era aquello… era el hecho de no haber aceptado el cascabel ¿Quizá? Oh simplemente el que no respondiera ninguna pregunta mía para poder ponerle empeño a esa actitud altiva y berrinchuda suya. Si, eso era…
Le seguí con la mirada, girando en mi propio eje para ello y mientras que le observaba note aquel comportamiento raro que tenia para con su mano. Fruncí el entrecejo y ladee mi rostro tratando de alcanzar a ver que era lo que le ocurría justo en el momento en que se giraba de nueva cuenta hacia mí. No dije nada, y es que realmente lo recién sucedido me había quitado cualquier animo de hablar para con él, al menos deseaba esperar a que se me pasase un poco aquello que había hecho para entonces dirigirle la palabra con mas calma pero parecía perdido en la imagen del lugar donde habíamos estado y además de ello, parecía que eso le hacia dejarme en segundo plano varias veces. Suspire tras sus últimas palabras y le mire alejarse al interior.
La mano con la que guarde el cascabel se había quedado dentro de mi pantalón y aun apretaba este en ella sin embargo conforme los minutos fueron pasando deje que mi mano saliera de aquel sitio y se dirigiera a acomodar mi sombrero nuevamente. Cerré los ojos y si, por mas que le daba vueltas me di cuenta que había pasado por alto mi interrogante de si se quedaría o no y prefirió armar aquel teatro infantil de “Como yo prefiero estar solo y no estoy acostumbrado a los mimos, ingenuamente creo que los demás también” si, así lo podía resumir fácilmente. La verdad es que si, el que se metiera de nuevo a la iglesia me respondía pero, la verdad era que yo quería ir a otros sitios y no quedarme en el lugar pero aun, de cierta manera quería conocerle un poco mas, quizá eso era lo que se dice cuando alguien llama tu atención súbitamente. Si, era presamente eso.
Levante la mirada imaginando a donde pudiera haber ido aunque en realidad si entraba de nuevo al lugar no me resultaría difícil encontrarle, su aura tan peculiar era difícil de olvidar además claramente podía sentirla desde afuera aunque de una manera mas tenue y baja, pero ya eso era lo suficiente como para saber que estaba en lo mas alto de aquella iglesia. Lo medite un segundo más, si, la verdad era que ya no tenia nada que hacer ahí, eso claro de no ser por la presencia ajena que de haber atendido hacia un momento no me hubiera dejado con la incertidumbre de irme o no; además estaba lo anterior que había quedado muy grabado en mi memoria; lo de su mano. Me preguntaba que habría sido aquello y el porque de aquel raro comportamiento para con ella y si, eso aumentaba mis ganas de volver a entrar por él.
Negué con la cabeza. Realmente me sentía tonto por lo que iba a hacer por alguien que era tan indiferente para conmigo y que si me ponía a ver desde mucho antes, además de haberme lastimado físicamente también había sido muy atrevido para con alguien que no conoce… pero yo no era rencoroso ni nada por el estilo además yo tampoco le conocía muy bien y bueno eso era lo que quería hacer al salir de aquel lugar… suspire y dejándome guiar por el impulso, me adentre nuevamente al sitio siguiendo aquel destello de su aura hasta llegar a unas largas escaleras. Mire hacia arriba por un momento, aun podía irme y dejarlo ahí como si nada hubiese pasado, él no se mostraba interesado en seguir teniendo contacto conmigo y supongo que sus acciones eran para demostrármelo pero yo, yo realmente no le era indiferente y si, si era sincero me interesaba el saber de él mas de lo que me había llamado la atención alguna otra persona.
Dejándolo de meditar, comencé a subir las escaleras con algo de rapidez. Mis pasos aprisa hacían crujir la vieja madera de las escaleras pero no eran largas y aunque en mi camino, pase una de mis manos por el desgastado pasa manos, en ese momento no me di cuenta de que una astilla de un buen tamaño se había enterrado en el dedo medio de mi mano derecha. Seguí subiendo hasta dar con el pequeño campanario. Inmediatamente le busque con la mirada y empecé a dar quedos pasos alrededor de aquella campana que yacía en medio del lugar para toparme con el sitio donde estaba sentado al pie del marco de lo que parecía una enorme ventana.
-Oh… con que esta clase de lugares son ¿Tus favoritos?
Dije lo suficientemente alto para anunciar mi presencia y me fui acercando a donde él estaba. Al llegar a aquel marco, me gire lentamente y con cuidado tome asiento en ese marco apoyando mis manos en el mismo quedando a una escasa, mínima distancia de donde él estaba.
-Debería poner mas atención a lo que le dicen joven demonio… si le pregunte si se quedaría aquí o se iría a otro lugar, fue porque deseaba saberlo y la verdad, para hacerle un rato mas de compañía…-
Dije con cierto tono de reproche y ladee mi rostro para buscar sus ojos. Le mire por un momento, fijo y profundo mientras que mi mano izquierda se acercaba a esa que anteriormente había usado para retirarse el cascabel de su cuello. Le tome su dedo medio y apreté un poco este para deslizar mis dedos sosteniendo aquel guante que llevaba para retirarle lentamente de su mano con un par de jalones, dejando su blanquecina mano expuesta y ahora con su guante en mi mano, lleve esa prenda ajena a guardarla en mi bolsillo. Le mire con diversión por haber hecho como él hacia un momento y robar mi sombrero y ahora era yo quien le “robaba” una de sus pertenencias para guardármela. Con uso de esa misma mano tome la suya y con el pulgar me dedique a acariciar aquella huella carmín que marcaba su piel.
-¿Y esto? ¿Eres alérgico a algo, pequeño?
Levante la mirada para encontrar sus ojos y tome su mano con fuerza entre la propia sin dejar de acariciar aquel sitio con el pulgar.
-A los cariños ¿Quizá?-
Dije con algo de diversión y me incline un poco hacia él para alcanzar a darle de nueva cuenta un beso en su frente. Sonreí por un instante ya que aquella sonrisa se desvaneció cuando apretar mi mano al marco para sostenerme bien al inclinarme, me di cuenta de aquella astilla clavada en mi dedo. Mis labios se torcieron un poco y me enderece nuevamente para poder retirar mi mano del marco aquel donde estaba sentado y así poder observar mi mano derecha, sin que la izquierda soltara la ajena, dando así cuenta de la astilla que se veía claramente incrustada en mi piel. Un gesto de desagrado se hizo presente en mi rostro y mi mano apretó la ajena un poco por aquella pequeña punzada ya que si bien no era dolorosa era algo incomoda y escocía.
Eleve mi mano hacia mi rostro y mi dedo medio se acerco a mis labios para empezar con la tarea de que mis dientes sacaran sin resultado aquella astilla logrando únicamente que esta se clavara con mas ahínco en la yema de mi dedo provocando que ahora si una pequeña gota de sangre saliera de lo que ya era una herida.
-Permíteme…-
Dije algo fastidiado por aquella astilla y solté su mano para poder usar mis dedos y presionar la yema de mi dedo, tratando de sacar aquel delgado palillo de madera incrustado en ella, viendo como únicamente lograba que la pequeña gota de sangre se deslizara por toda la longitud de mi dedo mientras que seguía intentando sin éxito el sacarle de mi piel.
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Mensaje por Hitomi Vie Oct 26, 2012 4:57 am

Estaba completamente perdido en el paisaje frente a mis ojos, aunque no por ello dejaba de pensar en lo recientemente ocurrido y por supuesto en el ángel con el que habia tratado, pero a pesar de ello, por otro lado intentaba limpiar mis pensamientos y alejar aquel “encuentro” de mi mente. Intente perderme en el paisaje frente a mis ojos, por lo regular no solía tener pensamientos melancólicos con ese tipo de panoramas, de hecho contrario a ello, normalmente me traían algunos buenos recuerdos o de los que así consideraba yo. Justamente cuando al fin podía olvidar aquella otra presencia y empezaba a concentrarme en mis pensamientos, escuche aquella voz con la que de hecho ya estaba familiarizado. Inmediatamente luego de que terminara de formular su pregunta negué repetidamente con la cabeza y en el transcurso que el aprovechaba para acercarse a mi respondí.

No, en realidad no puedo decir que son mis favoritos, pero si me agradan. —Dude un poco —. Bueno en lugares como este nunca habia estado. Jamás habia llegado tan lejos en una construcción como esta.

Ladee el rostro cuando aquella figura finalmente se posiciono a lado mío, observe su cuerpo sentado sobre aquel marco y sin poderlo evitar mi mirada se fue hacia la solapa de la camisa ajena, donde los botones que deberían estar ahí, no estaban. Sin poder evitarlo sonreí tenuemente y de forma traviesa, pensando en lo divertido que habia sido aquello, pero bueno eso era lo de menos, el ángel no me agradaba y de cierto modo su presencia tenía que molestarme, aunque… no lo hacía. Escuche tan atento como pude las palabras de otro, teniendo que reprimir una pequeña risa por el tono en el que el contrario me hablaba.

¿No te cansas de ser maltratado verdad?

Dije mientras seguía mirándole a los ojos. Realmente aquel ángel era de la clase de personas que con una sola mirada podían hacerte perderte y aquello era justamente lo que me ocurría. Debido a ello, realmente no me di cuenta de que el guante de la mano propia entre la ajena, era retirado. En mi rostro se formo una clara mueca de sorpresa al sentir los dedos ajenos acariciando directamente la piel de mi mano, fue entonces cuando me pregunte, "¿Cómo es que le he dejado llegar tan lejos?" Cuando su voz irrumpió en mis pensamientos, aun distraído, aunque poniéndome de cierto modo a la defensiva simplemente le solté.

¿Por qué habría de decírtelo? – Cuando expreso sus propias deducciones en una simple pregunta, comente intentando parecer menos agresivo —. Quizá sí.

Ese beso en mi frente causo aun mas sorpresa en mí, no me esperaba más demostraciones de afecto como esas. Sin embargo no tuve tiempo de reaccionar a ella, ya que observe con cierta confusión esa leve mueca que traía consigo un dejo de dolor en el rostro ajeno. Me quede mirando las acciones del otro, tardando un poco en comprender lo que hacía. Al notar como soltaba mi mano y llevaba sus dedos a tratar de sacar aquella astilla en su dedo me plantee seriamente el dejarle batallar, mas sin embargo cuando vi aquella gota de sangre deslizándose por su dedo, pensé que era un completo torpe y que tal vez necesitaría ayuda. No me fue fácil decidir ayudarle, pero de que se torturara él, a que lo torturara yo, prefería ser yo quien le causara dolor. En este punto me sentí malvado. Levante mi mano “desnuda” y con la misma golpee el dorso de la mano izquierda ajena.

Déjalo, eres un poco inútil para esas cosas.

Tome su mano derecha y sin ningún tipo de delicadeza le acerque a mi rostro para poder observarle, sin embargo su sangre representaba un obstáculo para mi visión así que acerque su dedo a mis labios y con la punta de mi lengua limpie la sangre que manchaba su dedo, sin poner especial atención al sabor. No me atreví a empezar a sacar aquella astilla con mis dientes, antes usaría alguna de mis uñas para empujar ese diminuto palito para evitar que se rompiera, aunque sabía de antemano que eso le iba a doler. Use la uña de mi pulgar, encajándole en la yema de su dedo con fuerza, la suficiente para empujar ese palito hacia afuera y una vez que si quiera se veía la pequeña punta del mismo, para no entorpecer aquel “trabajo”, lleve su dedo medio a introducirle en mi boca, donde con mi lengua tantee la superficie de su dedo hasta que en la punta de la misma percibí la picuda punta de la astilla. Cerré mis dientes en ese lugar, atrapando la punta de la astilla y hasta un mínimo trozo de su piel y tire de mi cabeza hacia atrás para sacar su dedo de mi boca. Solté su mano inmediatamente y lleve la mía a tomar con mis dedos índice y pulgar, la astilla que habia quedado entre mis dientes. La mire por unos segundos, viendo lo grande que era e inevitablemente me pregunte ¿Cuanto llevaría con ella?

Listo. Ahora, ¿podrías devolverme mi guante angelito?

Pregunte prefiriendo el no obtenerlo por mi cuenta, ya que no quería que don sabroso se hiciera la idea de que esperaba y pensaba algo de él, que seguramente tendría algo que ver con mi estirpe.
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Mensaje por Sono Miér Dic 19, 2012 4:55 pm

Aquello se volvía de a poco cada vez más incómodo. Del diminuto hueco que había creado en la yema de mi dedo aquel molesto palito de madera emergían pequeños vestigios de sangre que degustaba con desagrado en mi boca mientras intentaba sacarle de ahí. Había dejado por un instante en segundo plano a aquel demonio castaño; claro no olvidaba su presencia en el sitio pero todo lo que en el camino me había planteado para hacer o decir hacia él se había ido a la basura por aquella molestia de mi dedo que en algún punto no pensé que me fuera a causar tantos problemas.

Sin embargo cuando pensé que él simplemente dejaría de lado aquella situación mía, el repentino golpe en mi mano me hizo alzar la vista enfocándola nuevamente en sus delicadas facciones. Parpadee un par de veces seguidas y tras sus palabras asentí con la cabeza al tiempo que me inclinaba hacia él tras el repentino jalón de su mano. – Si… lo sé. – Murmure afirmando sus palabras y simplemente me quede expectante de sus acciones. La verdad, es que si, era algo brusco y carente de delicadeza para con aquella herida tan tierna pero pese a las muecas de molestia y al escaldante dolor que sentía en aquel punto que se volvía tan molesto era interesante verle tratando de librarme de aquella molestia.
El cálido de su saliva escocia en la herida y al mismo tiempo aliviaba el ligero picor que sentía. Tras aquel instante de silencio en que me dedique únicamente a observarle sentí el arrastrar entre la carne de mi dedo de aquella molesta astilla que finalmente abandonaba aquel sitio para ser retirada por la boca ajena. En mi garganta se amortiguo un pequeño quejido que únicamente quedo como un sonido ahogado entre mis labios y con cuidado deslice mi mano de entre la ajena para mirar el pequeño punto rojizo que había quedado sobre la yema de mi dedo. – Haz sido muy dulce…- No me refería al modo en que lo hizo, me imaginaba que su accionar tan poco delicado había sido apropósito, pero muy en el fondo quizá lo había hecho con una buena intención.

-Sí, podría. – Frote con la yema de mi dedo pulgar la similar del dedo donde estaba incrustada aquella astilla, aliviando ese picor que aun escaldaba y nuevamente me gire un poco hacia él para poder mirarle atento y un poco de frente. – Pero temo que vuelvas a huir si te lo regreso. – Mencione con gracias y lleve mi mano derecha hacia sus castaños cabellos donde con mis dedos, comencé a “peinar” estos, con suavidad hacia atrás, confortando aquella zona con esas furtivas caricias.- Agradezco mucho lo de la astilla, tomare eso a cuenta de haberme dejado abajo sin la oportunidad para invitarte a otro lado…- Ahogue una pequeña risa y deslice mi mano de sus cabellos a aquella mano suya donde presentaba las huellas rojizas de quizá aquella alergia. –

-Te diré algo. Te devolveré el guante si vamos a algún sitio…- propuse y con mi mano tomando aquella suya eleve esta hacia mi rostro donde con mis labios comencé a dejar sutiles besos en el dorso de la misma mientras le observaba. – Te dejaré escoger el sitio. Aunque es tarde y oscurece, seguramente tendrás hambre, si deseas ir a comer algo… yo invito ¿De acuerdo?- Ladee mi rostro, para observar mejor el ajeno en espera de su respuesta y al tiempo de ello lleve mi mano libre hacia su frente en donde retire los pocos cabellos que le cubrían. Lentamente fui acercando mi rostro al ajeno. Mis ojos estaban clavados en los suyos y estos surcaron sus facciones un par de veces, descendiendo a sus labios y volviendo a subir a sus ojos. De a poco, el aliento, su respiración se convertían en los míos con aquella mínima distancia y justo cuando un roce entre ambos labios estaba por hacerse presente, levante mi cara hacia su frente donde entregue un sutil beso más.

-No, parece que no eres alérgico a los cariños…- mencione con diversión observando su frente que ya había besado anteriormente y volví lentamente a acomodarme en mi lugar sin soltar aquella mano suya. – Entonces, ¿Qué dices? ¿Vamos?...- Interrogue dedicándole una apacible sonrisa mientras mis ojos se paseaban por aquel rostro suyo dejando más que nada, la mirada clavada en la suya.

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Mensaje por Hitomi Sáb Jun 01, 2013 10:29 pm

Aunque no me lo regreses, si quiero huiré.

Comenté inmediatamente a sus palabras, no me moleste en retirar su mano de mi cabeza, después de todo no era como que me incomodara demasiado. Al tener mi mano entre la suya, mi primer pensamiento fue el retirarla, aunque yo había sido muy “atrevido” con él; yo era de los que hacen pero no les gusta que les hagan, y además esa clase de contacto era para mí… ¿demasiado?, sin embargo, aunque lo que quería en ese momento era deshacerme de aquel agarre, mi cuerpo no me obedeció, y dejé que su cálida mano cubriera con su tibieza la mía.

Dejando de lado las atenciones que aquel ángel tenía para conmigo —especialmente para con mi mano—, me puse a meditar su invitación, aunque no duré pensando mucho en ello, pues en cuanto vi su rostro acercarse al mío de una manera que yo consideraba peligrosa, hice un poco la cabeza hacia atrás y, cambié mi distraído mirar por uno receloso, aquello podía ser una especie de venganza por mis anteriores atrevimientos, mas dudaba que los ángeles supieran de venganzas, por muy blancas y pequeñas que fueran, arrugue un tanto el entrecejo al notar que podía sentir su cálida respiración chocando contra mis labios, en ese momento ya no sabía que esperaba el otro que hiciera, más bien, ni sabía si esperaba algo…

Cuando prácticamente podía sentir que el contacto entre ambos labios era inevitable, los ajenos se desviaron y su suavidad se dejo sentir nuevamente sobre mi frente, oculté bastante bien la decepción ante ello, aunque no puedo decir lo mismo de la confusión, pues no entendía porque me había decepcionado aquello, si se suponía que aquel ángel no me importaba en lo absoluto; según yo. Tras unos instantes de dejar que aquellas preguntas vagaran en el aire, me incorporé, retirando mi mano de entre la ajena y con ambas sacudiendo mis ropas de nueva cuenta.

Pues no lo sé…

Comenté desinteresadamente mientras desviaba la mirada hacia aquella hermosa imagen del cielo, y fue mientras perdía mi mirada por milésima vez en este, que continué hablando:

No acostumbro salir con exhibicionistas… ya sabes, uno cuida la imagen y yo debo cuidar de la mía.

Solté una suave risa antes de dar media vuelta y dirigirme hacia las escaleras, le dediqué al ángel una pequeña seña con la cabeza; dándole a entender que me siguiera, si bien aquello no era un completo no, pues tampoco le había dicho que sí, y me gustaba dejarlo vivir en la incertidumbre. Bajé las escaleras tranquilamente mientras decía algo en voz alta para el contrario:

No te vayas a astillar de nuevo, porque yo ya hice mi buena acción del día~

Llevé aquella mano descubierta a guardarle en uno de los bolsillos de mi pantalón, y así continué andando hasta la salida, sin mirar al contrario, ni siquiera de reojo, pues podía sentir su presencia casi a mi lado.

¿Por qué quieres que vaya contigo al sitio que sea?

Pregunte repentinamente, y fue en aquel momento en el que decidí ladear mi rostro, para así poder observar el ajeno, en realidad no lo entendía, le había atacado de cierto modo —aunque él tenía toda la culpa—, le había ignorado, tratado mal y demás, pero continuaba ahí, y todavía me invitaba a ir con él a otro lugar. Yo sabía que los ángeles eran muy amables y eso, pero no sabía que a tal grado.

¿Por qué te importa si soy alérgico a los cariños o no, o a cualquier otra cosa? ¿Eres masoquista o algo parecido? ¿Cuál es la razón de que hayas regresado si ya te habías ido? ¿Qué haces aquí? No estoy corriéndote ni nada —aclaró—, eres libre de estar en donde quieras, pero ¿sabes? Tu repentino interés me frustra.

No es que todo aquello no me lo hubiese preguntado anteriormente, pero la respuesta no la iba a encontrar en mi cabeza, y a decir verdad, desconfiaba un poco de aquellos seres como ellos de nosotros, odiaba la idea de los seres compasivos que hacían buenas obras todo el tiempo, e inevitablemente me preguntaba si yo sería su buena obra, lo cual no quería, aunque, tampoco sabía entonces qué quería.
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Mensaje por Sono Lun Jun 24, 2013 3:04 pm

Una sensación de inconformidad se quedó entre mis dedos, cuando la tibieza de la mano ajena me era retiraba por su dueño; mis dedos se quedaron frotándose suavemente entre si, memorizando aquella sensación, tratando de incrustar en la memoria que tiene el cuerpo, esa calidez que emanaba la mano ajena. Mis ojos se entornaron a donde apuntaban los de mi acompañante y al igual que él, me quedé perdido en la imagen del cielo que éste admiraba. Me divertía, no podía ocultarlo ni negarlo, sentía que trataba con un niño berrinchudo al que han hecho enojar y llenan de caramelos para verle feliz de nuevo y ese pensamiento, me hacía mantener una sonrisa distraída en los labios, misma que no tenía idea de que tan amplia se mostraba, pero que estaba seguro, dedicaba —por alguna extraña razón — enteramente al castaño.

—¿Exhibicionista? —le inquirí con gracias y moví la cabeza en negativa al mismo tiempo que atendía aquella indicación y me ponía calmadamente de pie para seguirle—. No creo ser un exhibicionista… —espeté— ¿O es que he hecho algo que dé a entender eso? —Ladeé mi rostro y atendiendo la advertencia hecha por el demonio, resguardé mis manos en los bolsillos del pantalón —. Está bien, está bien… —dije con gracias tras un breve risa que se me escapó de entre los labios y continué mi paso siendo únicamente su oyente mientras me atacaba de preguntas.

Había seguido su paso hasta la salida del lugar y aunque él no había vuelto para mirarme, yo le miraba atentamente. Me hacía internamente la misma pregunta que él; aunque no se lo dije, también yo me cuestionaba del porqué lo invitaba. Tenía razones para alejarme, para no querer intimar aún más con aquel demonio y sin embargo  ahí estaba, esperando una respuesta afirmativa para mi invitación. Me quedé de pie, observándole, esperando a que aquella lluvia de cuestiones cesase y medité con calma cada una de ellas; dentro de mi bolsillo mantenía aquella prenda que le había robado y mis dedos jugueteaban con el guante mientras buscaba una respuesta si es que realmente había una y es que por un momento analicé si es que de verdad necesitaba un motivo para haber hecho aquella invitación.
Negué suave con la cabeza y mis ojos se dirigieron al contrario nuevamente; estiré un poco los labios, dedicando una sonrisa amena al demonio y tras dejar que transcurrieran un par de segundos más, dije:

—No creo realmente que necesite un “por qué” para invitarte a otro lado, aunque si tomo el más obvio, sería que la noche no tarda en caer, y aunque sé que puedes cuidarte tú solo, no me gustaría dejarte de esa manera, sencillamente porque no me nace ello y si me nace invitarte… — Habiendo respondido la primera interrogante, comencé a avanzar hacia él lentamente mientras continuaba—: Me importa porque no quisiera causarte alguna incomodidad, fuera de tu renuencia hacia ellos, al hacerlos, aunque si estás seguro de que no te gustan del todo, siempre puedes decirme que pare, pero realmente dudo que no te agraden…—dije lo último en cierto tono divertido y cuando estuve a una buena distancia, estiré mi brazo diestro para colocar de nueva cuenta mi mano sobre su cabeza, comenzando entonces a acariciar  sus cabellos—. No soy masoquista y si regresé fue porque me nació hacerlo, nada más y bueno, estoy aquí esperando una aceptación o una negación; solo eso necesito para irme o quedarme —afirmó—, no es mi intención hacerte sentir frustrado actúo como mejor me lo parece; no hay un “porque” no tengo una razón clara y no creo necesitarla, simplemente, quiero pasar un rato más charlando contigo, eso es todo…

Retiré mi mano de la cabeza ajena, no sin antes dejarle una furtiva caricia sobre esta y me dispuse a sacar la prenda ajena que llevaba en mi bolsillo; posteriormente, me coloqué delante de él, así una de sus manos y en ella deje su pertenencia.

—Aquí tienes—dije—, como mencioné: no es mi intención el incomodarte o hacerte sentir frustrado. —Una vez que dejé su guante sobre su mano, regresé la mía al bolsillo del pantalón—. Mi interés en que aceptes ir a otro lado conmigo, aún está en pie, me nace invitarte y ni yo mismo sé por qué, pero tampoco es como que vaya a obligarte así que… —Me acerqué un paso más hacia él y entorné mis ojos sobre los suyos—. Lo preguntaré una vez más y si no lo deseas, pues no y ya, no necesitas pensarlo tanto o cuestionar cada motivo, aunque…, bueno, será un poco abrumador ser rechazado… —Eché una pequeña risa entre dientes y ladeé mi rostro sin dejar de mirarle—. Ahora dime, ¿quieres regresar a la ciudad conmigo y comer algo en el camino? —Hecha la pregunta, me quedé únicamente expectante a su respuesta, sin contar, con que las nubes comenzaban a acumularse y tornarse de un matiz grisáceo.

El aroma a tierra húmeda comenzó a invadir el ambiente y la primera gota de lo que se anunciaba sería una llovizna, cayó sobre mi sien derecha, obligándome a cerrar el ojo del mismo hemisferio.
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